Aceptación y Continuación de clientes de auditoría, el primer paso
Mayo 31, 2022
Mayo 31, 2022
Cuando nos solicitan una propuesta de auditoría o de revisoría fiscal, el primer paso para una correcta planeación es la aceptación del cliente y, si es una renovación, es la evaluación de su continuidad; normalmente, esto es conocido como A&C.
El proceso y el sistema de aceptación y continuidad (A&C) es parte de lo establecido como parte de la responsabilidad y aplicación de las firmas de contadores profesionales sobre su sistema de control de calidad para auditorías y revisiones de estados financieros, determinado por la norma ISQC 1.
Fundamentalmente, hacer una correcta aceptación y continuación de un cliente permite identificar riesgos, determinar acciones de mitigación y vincular estas acciones al proceso de planificación de auditoría, para determinar el aceptar -o continuar sirviendo- solo a aquellos clientes que representen un nivel manejable de riesgo comercial; cumplir con las expectativas con respecto al desempeño profesional, minimizar el riesgo de litigio y proteger la reputación del auditor.
La aceptación de continuación de cliente se considera normalmente como un procedimiento para las auditorías. Sin embargo, también puede aplicarse a otros tipos de compromisos de aseguramiento.
Todos los clientes de auditoría recurrentes deberían tener, al menos anualmente, una evaluación. Sin embargo, hay circunstancias en las cuales puede ser necesaria una evaluación en un periodo intermedio, por ejemplo, cuando hay cambio de accionistas o de representante legal o cualquier información nueva que se hubiese utilizado en nuestra evaluación de A&C si la hubiéramos conocido en el momento de esta.
Los procedimientos de aceptación y continuación de un cliente deben contener una seguridad razonable de que solo se aceptaran clientes en los cuales se es competente para realizar el trabajo y se tienen las capacidades, incluidos el tiempo y los recursos, para hacerlo; se puede cumplir con los requisitos éticos pertinentes; y se ha considerado la integridad del cliente y no se tiene información que le lleve a concluir que el cliente carece de ella.
El auditor debe obtener la información que considere necesaria en las circunstancias antes de aceptar un encargo con un nuevo cliente, al decidir si continuar con un cliente existente y al considerar la aceptación de un nuevo trabajo con un cliente existente. En dicha evaluación, debe identificar si hay un posible conflicto de intereses al aceptar un encargo de un cliente nuevo o existente.
Si se han identificado problemas en el pasado y el auditor decide aceptar o continuar la relación con el cliente o un trabajo específico, se debe documentar cómo se resolvieron los problemas.
Una guía de qué temas se deben considerar incluye:
Independencia
Información financiera de la entidad (incluyendo deuda externa, lo cual puede incrementar el riesgo)
Honorarios (temas como un cliente que potencialmente no pague un honorario justo podrían afectar la calidad del trabajo)
Dónde tiene operaciones; si opera en zonas geográficas atomizadas, puede incrementar el riesgo del auditor.
¿Planea ir al mercado de capitales? Los niveles de riesgo de una entidad pública no son los mismos que los de una entidad cerrada.
Fraude. Acá, normalmente se evalúa la estructura del negocio, si es compleja en términos de filiales o de operaciones de difícil reconocimiento, fraude en periodos anteriores, motivo del cambio de los anteriores auditores, publicidad o noticias adversas, arrogancia de la administración, entre otros.
Políticas de lavado de activos
Presiones para producir resultados, covenants, bonificaciones a la administración basada en estados financieros
Negocio en marcha
Conflictos entre accionistas
Reexpresiones de estados financieros pasados
Plazos de reportes excesivamente apretados
El equipo conoce y tiene experiencia en este tipo de clientes
Realizar estos procedimientos de manera rigurosa puede ayudar a que el auditor se vincule o continúe con una cartera de clientes sana, que le permita administrar de manera adecuada su riesgo profesional, cobrar un honorario más justo, acorde con dicho riesgo, y cumplir con las normas de calidad establecidas para la profesión.