Estas situaciones han dado lugar a un aumento en la supervisión, tanto interna como externa, de los modelos desarrollados, lo que ha llevado a prestar mayor atención sobre el riesgo de modelo, que es "el conjunto de posibles consecuencias adversas derivadas de decisiones basadas en resultados e informes incorrectos de modelos, o de su uso inapropiado", de acuerdo con la definición dada por entidades como la FED (Federal Reserve System) y la OCC (Office of the Comptroller of the Currency).
Por su parte, la materialización del riesgo de modelo puede manifestarse desde dos perspectivas importantes: En primer lugar, la construcción inexacta de los modelos puede dar lugar a errores en los cálculos, en los datos o en cualquier otro aspecto que conduzca a resultados incorrectos. En segundo lugar, se encuentra el uso inadecuado de los modelos, que hace referencia a cuando los administradores toman decisiones basándose en los resultados generados por el modelo, a pesar de que este haya sido diseñado para proporcionar información sobre objetivos diferentes. En ambos casos, pueden surgir pérdidas económicas significativas para la organización, incumplimientos regulatorios, sanciones, etc.
Existen estándares internacionales para la gestión del riesgo de modelo (Model Risk Management, MRM, por sus siglas en inglés), los cuales definen aspectos como políticas, procesos, controles y gobernanza necesarios para la identificación, medición, control y mitigación de los riesgos asociados al uso de los modelos. Algunos ejemplos de marcos de referencia son el Supervisory Guidance on Model Risk Management de la FED y la declaración de supervisión emitida por el Banco de Inglaterra llamada Model risk management principles for banks.