Tres años después de una crisis energética mundial, las empresas aún enfrentan desafíos significativos en cuanto a la disponibilidad y costos de energía, así como en su impacto ambiental. Sin embargo, hay un aspecto positivo en esta situación. Las empresas tienen la capacidad de influir en la demanda energética, lo que les brinda oportunidades para mejorar diversos aspectos de su rendimiento. Aquellas que se enfoquen en gestionar de manera eficiente la demanda energética pueden experimentar mejoras en sus márgenes, operaciones, reducción de emisiones de carbono e incluso en la creación de nuevas fuentes de ingresos.
Reducción del consumo mundial de energía para 2030, gracias a la tecnología actual.
Gracias a los avances tecnológicos, es posible reducir la intensidad energética mundial, es decir, la cantidad de energía requerida para producir o mantener un cierto rendimiento. Este cambio podría generar un ahorro de hasta 2 billones de dólares al año. Este logro no solo tendría beneficios económicos para las empresas, sino que también nos ayudaría a cumplir los objetivos de eficiencia energética establecidos por organizaciones como el G20 y las Naciones Unidas. De hecho, en la COP28 se identificó la duplicación del ritmo de mejora de la eficiencia energética hasta 2030 como uno de los medios esenciales para combatir el cambio climático.
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Las empresas que reconocen el potencial de la gestión de la demanda energética pueden convertirse en agentes de transformación. En lugar de limitarse a ser consumidores pasivos de energía y verse afectadas por la volatilidad de los precios del mercado, adoptan un enfoque proactivo y empresarial al ejercer control sobre este recurso vital. Este se basa en tres estrategias fundamentales, como detalla una reciente investigación llevada a cabo por el Foro Económico Mundial en colaboración con PwC.
Independientemente del tipo de negocio, es posible aprovechar las oportunidades que se presenten. Por ejemplo, una red de telefonía móvil puede reducir la intensidad energética mediante medidas de eficiencia y flexibilidad. Además, puede ir aún más lejos produciendo su propia energía con generación y almacenamiento en el lugar, comercializando esa energía en los mercados eléctricos y electrificando sus operaciones. Este es el camino hacia el premio final: nuevas fuentes de valor en el amplio y creciente ecosistema de la demanda energética. Ha llegado la hora de que los innovadores en energía se unan. ¿Estás preparado para unirte a ellos?
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Un enfoque sencillo para la gestión de la demanda energética es simplemente utilizar menos energía. Según la 27ª Encuesta Global Anual de Presidentes, aproximadamente dos tercios de los ejecutivos entrevistados están llevando a cabo iniciativas para mejorar la eficiencia energética. Adoptar una postura respecto a la energía permite a las organizaciones reducir costos y emisiones, al mismo tiempo que desarrollan resiliencia ante posibles aumentos en los precios. Pequeños cambios en las operaciones actuales, como la implementación de software para controlar los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado pueden disminuir la intensidad energética en aproximadamente un 10 %.
Para muchas empresas, el siguiente paso implica realizar inversiones en eficiencia energética, especialmente aquellas con edificios y equipos que consumen mucha energía o que tienen cierta flexibilidad en su uso, como los fabricantes industriales o los centros comerciales minoristas. Por ejemplo, una empresa que moderniza sus edificios con tecnología inteligente, luces LED y sistemas de aire acondicionados mejorados puede reducir su intensidad energética en aproximadamente un 30 %, y recuperar la inversión en menos de 15 años.
Para maximizar los beneficios, es fundamental considerar la instalación de equipos en el lugar de trabajo y operaciones para generar y almacenar energía renovable, como paneles solares, turbinas eólicas y baterías. Reducir la dependencia de la red eléctrica no solo genera ahorros significativos a través de menores cargos de red, que pueden representar hasta el 40 % de las facturas de energía de muchas empresas, sino que también ayuda a mitigar el impacto de posibles aumentos de precios y cortes de energía. Además, en algunas jurisdicciones, las organizaciones que generan su propia energía pueden beneficiarse de reducciones en impuestos y cargos ambientales.
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Además, al colaborar con proveedores las empresas pueden reducir los costos energéticos asociados a los bienes que adquieren. Un ejemplo notable es IKEA, que ha brindado financiamiento a algunos de sus proveedores para ayudarles a implementar energías renovables en sus instalaciones.
Conforme las empresas consolidan su control sobre el consumo y la producción de energía, adquieren la capacidad de desempeñar un papel más activo y lucrativo en los mercados energéticos. Comprar energía de la red cuando los precios son bajos y venderla cuando aumentan ofrece una estrategia para reducir costos y generar ingresos. Aquellas con sistemas de almacenamiento de energía en el lugar pueden aprovechar acuerdos de "estabilidad de la red", permitiendo a los proveedores extraer electricidad de sus baterías durante los períodos de alta demanda y cobrar tarifas por ello. Además, pueden desarrollar y comercializar productos energéticos, como créditos de carbono.
Sin embargo, participar activamente en el mercado energético requiere habilidades adicionales, como herramientas para coordinar el consumo de energía en todas las instalaciones y equipos en respuesta a cambios en los precios. Por lo tanto, este enfoque suele ser más viable para empresas con grandes volúmenes de activos energéticos controlables y flexibilidad para ajustar su uso de energía, como cadenas minoristas, oficinas comerciales y centros de datos. Aquellas que no cumplan con estos criterios pueden asociarse con otras empresas para unir la demanda y participar en los mercados de manera colectiva.
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Una estrategia complementaria para gestionar la demanda de energía implica reemplazar activos impulsados por combustibles fósiles con alternativas eléctricas. La electrificación ofrece beneficios financieros significativos, ya que los equipos eléctricos tienden a ser más eficientes que los convencionales. Por ejemplo, las bombas de calor eléctricas son entre tres y cinco veces más eficientes que las calderas de gas natural, y los vehículos completamente eléctricos son 4.4 veces más eficientes que los de gasolina. Utilizar equipos que funcionen con electricidad, especialmente si ésta proviene de fuentes renovables, también contribuye a reducir las emisiones directas de carbono. Además, este enfoque refuerza otros aspectos relacionados con la demanda energética: cuanto más electrifiques tus operaciones, más atractiva será la generación de tu propia energía y más fácil será participar en los mercados energéticos.
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Lo que se puede medir, se puede controlar. Empieza por obtener una visión completa del uso de energía en tu empresa, abarcando todas las operaciones y la cadena de valor. Conocer los tipos de energía que utilizas, su propósito y el momento de uso te ayudará a identificar formas de reducir el consumo y mejorar la eficiencia. Los ahorros resultantes se reflejarán directamente en tu cuenta de resultados. Además, al visualizar la demanda de energía como una cartera única, estarás preparado para dar el siguiente paso: posicionar tu empresa dentro del cambiante sistema energético.
Hubo un tiempo en que las empresas desempeñaban uno de dos papeles básicos en el sistema energético: producir energía o consumirla. Ahora, estos roles se están fusionando. En instalaciones con alto consumo energético, como fábricas, tiendas y centros de datos, las empresas pueden instalar sistemas de generación solar, almacenar energía y luego venderla a la red. Estos actores, conocidos como "pro consumidores" o productores-consumidores de energía, también pueden utilizar la tecnología para gestionar activamente la demanda, programando compras y ventas de energía para aprovechar las fluctuaciones de precios. Este enfoque activo no solo genera ingresos adicionales, sino que también ahorra costos al reducir el consumo energético. Además, al asociarse con otras empresas u organizaciones del sector público, se abren más oportunidades para obtener ganancias al coordinar la demanda de energía de manera conjunta.
Para transformar la demanda energética de tu empresa de manera efectiva, es necesario adoptar una acción continua en lugar de esfuerzos puntuales. Es fundamental establecer objetivos claros y elaborar un plan estratégico para reducir gradualmente la intensidad energética. Para implementar este plan de manera efectiva, resulta útil formar un equipo dedicado que ejecute el programa energético diariamente, monitoree el desempeño e identifique oportunidades de mejora adicionales. Además, es importante buscar fuentes de financiamiento, no solo en bancos, sino también considerando socios como empresas de servicios eléctricos, que puedan proporcionar capital inicial a cambio de una parte de los ahorros generados en costos.
En conclusión, reducir los gastos en energía mientras se mantiene o mejora el valor para los clientes es una estrategia empresarial inteligente. Sin embargo, es evidente que, incluso bajo una presión intensa para aumentar los márgenes, muchas empresas aún tienen mucho por ganar al cambiar sus prácticas de consumo y producción de energía. Las nuevas tecnologías pueden generar ahorros significativos en costos hoy y crear flujos de ingresos recurrentes en el futuro. En un mercado altamente competitivo, intensificar las acciones en respuesta a la demanda energética es una manera clara de obtener una ventaja.
Este artículo está basado en el artículo “Corporate “power changers” de Strategy+Business. Esta versión es organizada y revisada por PwC Colombia.