Los gerentes generales suelen enfocarse en las noticias económicas a corto plazo como indicadores clave de los resultados empresariales. En cambio, los estrategas prestan más atención a las tendencias económicas a medio y largo plazo. Aunque estas últimas evolucionan más lentamente, son cruciales para determinar si una empresa prospera o enfrenta dificultades. En esta edición de Global Economy Watch (GEW, por sus siglas en inglés), analizamos cómo está cambiando el sistema de comercio mundial, tema especialmente relevante para las empresas multinacionales que dependen en gran medida del comercio internacional.
Nuestro análisis indica que el comercio está volviéndose más local que global en comparación con los inicios del siglo XXI. Por ejemplo, para Estados Unidos y las principales economías europeas, la distancia promedio en el comercio con sus socios más cercanos está disminuyendo. Esto significa que las economías geográficamente cercanas a estas naciones tienen más probabilidades de beneficiarse. En cambio, aquellas economías que no se benefician de la proximidad geográfica deberán trabajar en mejorar su ventaja competitiva a través de diversas estrategias.
El creciente enfoque en el comercio local forma parte de mega tendencias más amplias que estamos observando. Para que los patrones comerciales sean menos impredecibles, los países están priorizando su autosuficiencia y resistencia nacional, así como la localización de sus actividades económicas. Los responsables políticos están respondiendo a esta tendencia mediante el desarrollo y la implementación de estrategias industriales sofisticadas, y las empresas, a su vez, ajustan sus operaciones en función de estas decisiones.
En términos de perspectivas económicas, aunque la proyección a corto plazo se mantiene estable, ha habido cambios significativos en las contribuciones subyacentes. Se espera que la economía mundial crezca un 2,7 % este año, según los tipos de cambio de mercado.
La desaceleración en la eurozona parece haber llegado a su punto más bajo, mientras que el crecimiento del Reino Unido ha comenzado a recuperarse. En Estados Unidos, la actividad económica se ha desacelerado más rápido de lo previsto. En cuanto a los mercados emergentes, los resultados económicos de China, especialmente en el ámbito de las exportaciones, han superado las expectativas. India sigue experimentando un crecimiento robusto, impulsado tanto por la tendencia de las multinacionales a establecerse en mercados en expansión como por el enfoque en la diversificación y el fortalecimiento de las cadenas de suministro. Curiosamente, las economías periféricas de Europa están creciendo a un ritmo más acelerado que las economías centrales.
La inflación general en las economías de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha disminuido un 10,7 % en octubre de 2022, alcanzando alrededor del 5,6 % en junio de 2024. Sin embargo, la inflación en el sector de servicios sigue siendo elevada. Los miembros del Banco Central Europeo (BCE) han advertido que la fase final de la desinflación será probablemente la más difícil de lograr, ahora que hemos dejado atrás las ganancias rápidas, como los efectos de base, la caída de los precios de la energía y las mejoras en las cadenas de suministro globales.
En muchas economías, como el Reino Unido y la Eurozona, ya ha comenzado el ciclo de recortes de tipos de interés. Aunque Estados Unidos aún no ha realizado recortes, la probabilidad de que esto ocurra en septiembre ha aumentado en las últimas semanas, especialmente tras el informe de empleo de julio, que mostró que el mercado laboral se está enfriando a un ritmo más rápido de lo esperado.
En mayo, la Comisión Europea revisó el alza sus previsiones de crecimiento económico para la Unión Europea (UE) en 2024, situándolas en un 1,0 %, ligeramente por encima de nuestra proyección del 0,8 %. La Comisión destacó que el bloque probablemente ha «doblado la esquina», gracias a la disminución de la inflación y el repunte del crecimiento económico. Esta afirmación se respalda en los últimos datos, que muestran un crecimiento del 0,3 % en el segundo trimestre, igualando el crecimiento registrado en el primero.
Se espera que la mayor parte del crecimiento económico en el continente provenga de las economías periféricas. Nuestras proyecciones indican que estas economías crecerán a un ritmo medio del 2,0 % anual durante los próximos cinco años, en comparación con una tasa de crecimiento del 1,3 % para las economías centrales. Por ejemplo, se prevé que Albania, Polonia y Chipre experimenten crecimientos del 3,5 %, 3,4 % y 3,0 %, respectivamente, mientras que Francia y Alemania se espera que crezcan menos del 1,5 %.
Esto refleja, en cierta medida, un éxito político. La UE ha utilizado el Fondo de Recuperación y el Instrumento de Ayuda Preadhesión para impulsar el crecimiento económico a cambio de reformas estructurales, siendo las economías periféricas las principales beneficiarias. Por ejemplo, se estima que Grecia y Croacia recibirán, para 2026, inversiones a través del Fondo de Recuperación equivalentes al 16 % y al 13 % de su PIB, respectivamente.
El mundo está experimentando un cambio demográfico notable. Para finales de la década, se espera que África sea el único continente con una tasa de fertilidad superior al 2,1 %, conocida como la "tasa de reemplazo", que indica que el crecimiento de la población es autosostenible. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el crecimiento demográfico en África será significativamente más alto que en el resto del mundo. Las proyecciones más recientes sugieren que, para 2100, la población de África podría representar un tercio de la población mundial, en comparación con menos de una quinta parte en la actualidad.
Sin embargo, las tasas de fertilidad en África están en descenso. La ONU prevé que esta disminución ocurra a un ritmo ligeramente más rápido que en sus proyecciones de 2022, en línea con el desarrollo económico continuo del continente y una mayor disponibilidad de métodos anticonceptivos. A principios de la década de 2090, la tasa de fecundidad en África podría caer por debajo de 2,1.
La ONU prevé que, para finales de la década de 2050 y durante la década de 2060, la proporción de personas de 25 a 64 años en África superará la de Europa y Norteamérica en relación con la población total. Este aumento en la población en edad de trabajar se espera también en las principales economías de la región, como Egipto y Sudáfrica, lo que podría generar beneficios económicos significativos. Un mayor número de trabajadores significa que tanto los ancianos como los jóvenes podrán beneficiarse de la actividad económica, ya que habrá menos dependientes por persona, lo que permitiría una distribución más equitativa de los recursos.
Teóricamente, un mayor número de trabajadores también debería aumentar los ingresos fiscales, permitir una mayor especialización y aumentar la capacidad productiva. Sin embargo, la situación es más compleja. No solo es necesario crear nuevos empleos; también es crucial que los trabajadores estén debidamente cualificados para ocupar esos puestos. Según datos del Banco Mundial, en 2023, la tasa de alfabetización en África Subsahariana entre personas mayores de 15 años era del 68 %, 19 puntos porcentuales por debajo de la media mundial. Además, la corrupción, los conflictos y los altos niveles de deuda pública continúan limitando las perspectivas de crecimiento de la región, lo que podría frenar su desarrollo a largo plazo.
El sector agrícola representa actualmente el 15 % del PIB africano. Para alcanzar un crecimiento sostenible, es vital que los países de la región se desplacen de una economía basada en la agricultura, la minería y los productos básicos hacia la industrialización y el desarrollo del sector manufacturero. Emprender esta transición ahora, implementando políticas que aborden los bajos niveles educativos y la corrupción, permitiría a África aprovechar al máximo su ventaja demográfica.
Los 15 países más ricos del mundo presentan tasas de fertilidad por debajo de la tasa de reemplazo, y muchos de ellos están muy por debajo de este umbral. Las economías avanzadas se enfrentan a un envejecimiento drástico de la población; se estima que la proporción de personas mayores de 65 años en Europa aumentará 11 puntos porcentuales, alcanzando el 32 % en 2100.
Una posible solución para mantener el crecimiento económico es buscar trabajadores en el extranjero. En su última actualización, la ONU ha revisado al alza sus proyecciones de migración neta para la mayoría de las economías del G7 en las próximas décadas. Esto sugiere que la migración neta podría ayudar a compensar el incremento en el número de personas mayores de 65 años en casi todas estas economías, aunque es importante señalar que solo una parte de estos inmigrantes estará en edad de trabajar.
Con el envejecimiento demográfico, también es probable que se preste más atención a la utilización de tecnologías avanzadas, como la IA generativa para mejorar la productividad y, por ende, fomentar el crecimiento económico. El informe “Barómetro de empleos” de PwC, evidencia que los sectores más expuestos a esta tecnología están comenzando a experimentar un crecimiento de productividad más rápido que la media.
Fig. 1: Migración neta y cambio en el número de personas mayores de 65 años en las economías del G7, de 2024 a 2050
Fuente: ONU, análisis de PwC
En una edición anterior del Global Economy Watch, predijimos que 2023 sería un año decisivo para el comercio internacional, marcando el inicio de una nueva fase de globalización que hemos denominado «slowbalisation». A grandes rasgos, anticipamos una tendencia hacia una combinación de deslocalización, deslocalización cercana y friendshoring, especialmente en sectores económicos considerados estratégicos o sensibles. Esto implica el regreso de operaciones a los países de origen o la alineación gradual de las cadenas de suministro con naciones geográficamente más cercanas o que compartan sistemas económicos, políticos e institucionales similares.
¿Hay evidencia de que este cambio está ocurriendo, o el statu quo resultará demasiado atractivo como para renunciar a él?
La teoría de la gravedad del comercio internacional sugiere que el volumen de comercio entre dos países es proporcional al tamaño de sus economías y a la distancia física que las separa. Sin embargo, en las últimas décadas, la relevancia de la distancia en esta ecuación ha comenzado a disminuir debido a diversas tendencias globales. El aumento del comercio de servicios, las mejoras en la tecnología de comunicación y la creación de mercados más predecibles y comunes han facilitado el comercio a larga distancia.
Sin embargo, nuestro análisis de los datos de comercio bilateral sugiere que la distancia está comenzando a desempeñar un papel más relevante en las dinámicas comerciales. Aunque la distancia media entre un país y sus socios importadores es notablemente volátil, parece que, en los últimos años, ha habido una tendencia a la baja en la mayoría de los países de nuestra muestra. Por ejemplo, la distancia media entre Estados Unidos y sus principales socios importadores fue aproximadamente un 3 % menor en 2023 en comparación con el año anterior. Este es el mayor descenso anual en más de 20 años, lo que sitúa este indicador de interconexión en su nivel más bajo desde 2014.
Un panorama similar se observa en el Reino Unido, donde la distancia media ponderada del comercio ha disminuido un 8 %, también el mayor descenso en dos décadas. Esta tendencia es consistente entre las principales economías de la Unión Europea, con Francia e Italia registrando caídas del 5 % y el 4 %, respectivamente.
¿A qué se debe esto? En primer lugar, las principales economías del mundo han reducido significativamente su exposición a Rusia desde la invasión de Ucrania. Además, Estados Unidos y el Reino Unido también han disminuido su comercio con China, con una caída en las importaciones de bienes en términos reales del 19 % y el 3 %, respectivamente, desde 2019.
Al mismo tiempo, estas economías están aumentando sus importaciones de países más cercanos. Por ejemplo, en 2023, las importaciones desde México representaron el 15 % del total de importaciones de EE. UU., la cifra más alta en más de 20 años y, por primera vez desde 2002, una mayor proporción que las importaciones provenientes de China. En Europa, la tendencia es similar: Italia, Francia y Alemania aumentaron su proporción de importaciones desde la UE en un 11 %, 8 % y 7 %, respectivamente, en 2023.
Los incentivos gubernamentales también están acelerando esta deslocalización, especialmente en Estados Unidos. En los últimos dos años, el Congreso ha aprobado tres importantes proyectos de ley: Inflation Reduction Act, Infrastructure Act y CHIPS Act, que destinarán 2.000 millones de dólares a la reindustrialización. La UE ha tomado medidas similares, otorgando más de 750.000 millones de dólares en préstamos y subvenciones a empresas y particulares para promover una transición ecológica a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, con el objetivo de reducir a largo plazo su dependencia de las importaciones de energía.
A medida que estas tendencias continúan, surge la pregunta clave: ¿quién se beneficiará? En primer lugar, anticipamos que los beneficiarios iniciales serán los países vecinos de las principales economías. Ya hemos comenzado a observar indicios de esto en el caso de EE. UU., donde las importaciones procedentes de México aumentaron un 12 % en 2023 en comparación con 2021.
Sin embargo, es probable que los líderes empresariales que consideren deslocalizar sus operaciones no se limiten solo a la proximidad geográfica. En la Tabla 1, presentamos una evaluación de alto nivel sobre el atractivo comercial de algunos de los mayores mercados emergentes del mundo, basada en la solidez de sus sistemas económicos, políticos e institucionales.
Consideramos que China seguirá siendo un mercado difícil de sustituir, gracias a su población de cerca de mil millones de personas en edad de trabajar, sus infraestructuras competitivas y su clima político estable. India es el país más cercano en términos de tamaño, pero todavía está rezagada en cuanto a cualificación e infraestructuras. Otros países, como Malasia, son competitivos en términos de cualificación, estabilidad política e infraestructuras, pero no pueden igualar el tamaño de la mano de obra de China. Las empresas que busquen adaptar sus operaciones o encontrar nuevos socios comerciales deberán evaluar cuidadosamente estas ventajas y desventajas.
Fuente: Análisis de PwC
Este artículo está basado en el artículo “Global Economy Watch 2024” de PwC UK. Esta versión es organizada y revisada por PwC Colombia.