Impuestos e incentivos ecológicos para lograr objetivos ESG en organizaciones
Diciembre 20, 2022
Comprender el impacto de las nuevas políticas y programas empodera a las empresas para acelerar la descarbonización y aumentar los resultados
Diciembre 20, 2022
Comprender el impacto de las nuevas políticas y programas empodera a las empresas para acelerar la descarbonización y aumentar los resultados
A medida que el mundo avanza para combatir el cambio climático, la descarbonización se ha convertido en una prioridad tanto para los gobiernos como para las empresas. Una forma en que los dirigentes políticos de todo el mundo están impulsando el progreso es a través de impuestos e incentivos ecológicos. Aunque esto hace que las acciones de descarbonización se compliquen aún más, la buena noticia es que cuando las empresas se toman el tiempo para ver sus opciones estratégicas a través de una lente fiscal y de incentivos, a menudo descarbonizan más y mejoran el resultado final.
Sin embargo, en demasiadas organizaciones, los líderes fiscales no están presentes cuando se toman las decisiones estratégicas clave. Estas empresas están perdiendo oportunidades, enfrentan costos inesperados y dejan beneficios sobre la mesa que, de otro modo, podrían ayudarlas a acelerar su proceso de descarbonización. Si bien puede parecer obvio, argumentamos que en la actualidad cada decisión de estrategia corporativa sobre objetivos de sostenibilidad debe tener en cuenta cuidadosamente los impuestos y los incentivos. De hecho, sin comprender ambos, es difícil para las empresas presentar el mejor caso comercial para cualquier compromiso de cero neto.
Hoy en día, existen impuestos ambientales sobre todo, desde el combustible y el agua hasta los plásticos y los materiales de desecho, estos pueden afectar el resultado final. Por ejemplo, el Acuerdo Verde de la Unión Europea, un conjunto de políticas e iniciativas adoptadas a finales de 2019 para ayudar a que Europa sea el primer continente climáticamente neutral, incluye más de 1.000 gravámenes nuevos o modificados. Además de los impuestos, hay una gran cantidad de incentivos ecológicos, cada vez más numerosos (tanto a nivel nacional como regional) que podrían afectar la asignación de activos, el desarrollo de productos y la planificación estratégica general. En los EE. UU., las empresas ahora están calibrando el efecto de los incentivos ambientales incluidos en la Ley de Reducción de la Inflación por $370 mil millones de dólares. Estos van desde créditos fiscales y subvenciones para inversiones verdes hasta incentivos para desarrollar la demanda de productos bajos en carbono en la construcción de edificios federales y proyectos de transporte.
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Recientemente, ayudamos a un fabricante mundial de cemento en Canadá a evaluar las subvenciones relacionadas con los esfuerzos de modernización de la planta que reducirían sustancialmente las emisiones. Uno requirió cambiar las fuentes de combustible, mientras que otro implicó la captura de carbono y el almacenamiento subterráneo (CCUS). La organización modeló escenarios de costos con y sin incentivos de fondos gubernamentales disponibles. Estaba claro que la empresa debería solicitar las subvenciones.
De hecho, resultó que para los proyectos que el fabricante de cemento estaba considerando, con un valor de capital en la región de $1.500 millones de dólares, los incentivos equivalían al 50% del costo, lo que podría permitir un progreso más rápido hacia el cero neto.
“Para una empresa, se encontró que los proyectos con un valor de capital en la región de $1.5 mil millones de dólares califican para incentivos equivalentes al 50% del gasto."
A pesar de los beneficios de hacerlo, relativamente pocas empresas han incluido tales perspectivas sobre impuestos e incentivos en sus planes de descarbonización. De hecho, solo el 37% de los consultados en la “Encuesta Anual Mundial de Directores Ejecutivos 2022” de PwC dijo que tuvo en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero en su estrategia a largo plazo, a pesar de que 800 de las 2000 empresas más grandes se han comprometido a tener cero emisiones netas. Sin embargo, vemos señales positivas: en Brasil una encuesta reciente de PwC (que se centró en impuestos y aspectos ambientales, sociales y de gobernanza ESG) encontró que el 45% de las empresas había establecido objetivos de descarbonización y el 81% consideraba relevantes los incentivos fiscales. En la Región Nordeste de Brasil, existen varios incentivos de IVA para energías limpias que están comenzando a impulsar la inversión en parques eólicos y de energía solar.
Por otra parte, los gobiernos no están esperando a que las empresas se pongan al día. Muchos ven los impuestos y los incentivos como palancas clave para cumplir con los objetivos globales de reducción de carbono. Hoy en día, el 30% de las emisiones globales totales de carbono están sujetas a un sistema de fijación de precios del carbono que tiene como objetivo limitar las emisiones y un número creciente de países incluidos Brasil, Indonesia y Turquía están considerando introducir algún tipo de mecanismo de fijación de precios del carbono. Además, la investigación de PwC ha demostrado que un precio mínimo internacional del carbono, si se adopta globalmente, podría reducir las emisiones en un 12%.
Por supuesto, controlar el impacto de varios impuestos e incentivos ecológicos requiere que las empresas primero tengan un conocimiento profundo de su huella de carbono para establecer una línea de base. Una vez que lo hacen, pueden comenzar a buscar formas de aprovechar al máximo el panorama de impuestos e incentivos.
Un ejemplo de ello es una empresa de tecnología energética de Fortune 500 que busca reducir sus emisiones de carbono a la mitad para 2030. Armada con una larga lista de actividades e inversiones que podrían reducir las emisiones, desde la reevaluación de las fuentes de combustible hasta la inversión en medidas de eficiencia energética, la compañía está ejecutando los números en diferentes escenarios, abordando el desafío como una oportunidad de pensar fuera de la caja. Al preguntar qué tan bien encajan las opciones con la estrategia corporativa general (que va más allá de simplemente reducir las emisiones), la empresa está disminuyendo sus opciones. Entre las consideraciones como lo hace: Incentivos de hasta el 50% por los costos en las iniciativas de descarbonización. El siguiente paso es que la empresa haga operativos sus planes elegidos.
Como sugiere el ejemplo, obtener todos los beneficios de los esfuerzos de descarbonización requiere que las empresas evalúen el entorno en el que operan: ¿Cuáles son las ambiciones en torno al cambio en los países donde hacen negocios?, ¿cómo van a incentivar los gobiernos de esos países a las empresas a cambiar los comportamientos en sus operaciones y las de sus clientes?. Del mismo modo, cada país tiene diferentes incentivos e impuestos, por ello, hacer un seguimiento es una parte crucial del argumento comercial para la descarbonización.
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Tomemos el ejemplo de un negocio agrícola en Canadá. Desconociendo inicialmente el apoyo estatal disponible, descubrió que sus planes para una instalación de procesamiento de alimentos calificaban para incentivos. En solo seis semanas, la compañía elaboró un plan de proyecto para la instalación de una planta diseñada para cumplir con los estándares ambientales e impulsar el crecimiento económico local. El plan cumplió con los criterios estatales y fue elegible para incentivos fiscales.
O considera las opciones que enfrenta un gran centro de datos con instalaciones en toda la Unión Europea. La empresa se ha comprometido a cero emisiones netas para 2050, con un objetivo provisional para 2030. Para llegar allí, la compañía necesita comprender qué inversiones verdes son las más efectivas y en qué países. ¿Debería invertir en paneles solares?, ¿en la captura de carbono?, ¿debería reubicar instalaciones?. Responder a esas preguntas requiere cálculos antes y después de impuestos que tengan en cuenta el costo del carbono y los incentivos para invertir en nuevas tecnologías o regiones. Sin estos datos, los líderes de la empresa no pueden tomar decisiones estratégicas informadas sobre movimientos que pueden implicar millones de dólares y los inversores también requieren esta información.
Hacer una investigación cuidadosa país por país puede ampliar los beneficios potenciales de las inversiones en descarbonización. Por ejemplo, recientemente trabajamos con seis organizaciones multinacionales en planes para construir un parque eólico de 100 megavatios, pero la pregunta era dónde. Una comparación de los costos y beneficios de construir la planta en varias jurisdicciones reveló que la mejor ubicación era Holanda. En parte, esto se debió a los fuertes compromisos de descarbonización del país. Pero lo que puso a la nación electa en la cima fue que sus incentivos fiscales y oportunidades de inversión no solo harían que el parque eólico fuera más asequible, sino que también amplificarían el potencial de descarbonización del proyecto. Cualquier exceso de energía creado por el parque eólico se convertiría en hidrógeno verde y se usaría para alimentar un sitio industrial, así como a autobuses impulsados por hidrógeno en la región. Esta combinación ayudó a los desarrolladores del proyecto a optimizar sus oportunidades de financiamiento, al mismo tiempo que apoyaba la extensión de fuentes de energía más ecológicas.
En este entorno que cambia rápidamente, vale la pena considerar todas las opciones disponibles para reducir las emisiones. Los impuestos no son solo un costo a administrar o a reducir, sino que forman un pilar importante en las contribuciones que hacen las empresas a las sociedades productivas y, como tal, deben incorporarse de manera efectiva en la estrategia. Dado que la reducción de emisiones ocupa un lugar destacado en la lista de prioridades para muchas empresas y sus clientes, debería ser primordial comprender cómo lograr los objetivos ambientales de la manera más rentable. Del mismo modo, los gobiernos al aumentar la cantidad de incentivos que se ofrecen y mediante impuestos específicos, están buscando formas de ayudar a que esto suceda. En este sentido, las empresas también deberían hacerlo.
Autores:
Barry Murphy es el líder ESG de PwC para Servicios Legales e Impuestos Globales. Con sede en Londres, es socio de PwC UK.
Niels Muller se especializa en temas ESG y relacionados con impuestos, con un enfoque en los sectores energético e industrial. Con sede en Ámsterdam, es socio de PwC Países Bajos.
Este artículo está basado en el artículo "Green taxes and incentives can help businesses achieve ESG goals" de Strategy+business. La traducción del texto original (en inglés) publicado en strategy+business es organizada y revisada por PwC Colombia.