Esta publicación tiene como objetivo exponer, en primera instancia, un recuento de la afectación que ha tenido la actividad económica de los países de Centroamérica, Panamá y República Dominicana, en adelante “Región CAPARD”, producto de la pandemia producida por el COVID-19 a través de un análisis sectorial de las industrias más importantes en base al Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) y su incidencia en los sets de compañías comparables utilizados en los análisis de métodos tradicionales a nivel de utilidad de precios de transferencia, a partir del periodo fiscal vigente y posteriores.
¿Cómo puede la situación económica sectorial de los países de la Región CAPARD impactar a los contribuyentes en la determinación de sus precios de transferencia con sus entidades vinculadas, y su debido cumplimiento con el Principio de Plena Competencia evaluado a través de búsquedas de comparables económicos?
Primeramente, es importante traer a colación que el IMAE es un indicador de corto plazo que mide la evolución de la actividad económica de un país, y está conformado por una serie de indicadores heterogéneos mensuales relacionados con la producción, ventas, estacionalidad y otras variables representativas de las diferentes industrias y empresas que se incluyen en la determinación de un Producto Interno Bruto. De esta manera, el IMAE refleja las variaciones reales que se originan en la producción de un país. Y los hechos desarrollados en este 2020 traen consigo una repercusión directa en las economías de la Región CAPARD, que pueden desagregarse y visualizarse a través de este indicador.
En la emisión de resultados de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (SECMCA) al mes de octubre de 2020, los indicadores mostraron de forma generalizada una contracción interanual medida con tendencia ciclo (una variación porcentual del nivel del mes respecto al mismo mes del año anterior en una serie de tiempo que excluye los componentes de estacionalidad e irregularidad), en las actividades económicas de los países de la región. De marzo a la fecha, los indicadores han registrado las mayores caídas reportadas desde la última crisis financiera global percibida en 2008. Esta drástica contracción de las economías de la zona, medidas a través de su producción, se derivan de las medidas de confinamiento y restricción a la población implementadas por los gobiernos centrales de cada país desde los inicios de la propagación del COVID-19. Se registró una correlación que agravó la situación económica los meses posteriores cuando a partir de abril la mayoría de las medidas sanitarias estuvieron vigentes en la mayoría de los países de manera simultánea.
A nivel general y sectorial, el indicador medido como variación interanual de la serie tendencia ciclo, registró una notable contracción de la industria del comercio y de la manufactura, en áreas en que los servicios son afectados fuertemente por las medidas sanitarias para contener la situación de la pandemia. Estas áreas están vinculadas con las actividades de turismo y con el comercio de mercancías, que colapsaron ante el cierre de fronteras y las restricciones a la movilidad vehicular.
A continuación, se presenta un compilado de indicadores de producción en una tabla, la cual permite desagregar por industria los componentes del IMAE por país de la Región CAPARD, excepto Panamá y República Dominicana ya que el Banco Central de República Dominicana y el Instituto de Estadística y Censo de Panamá no publican el IMAE por industrias o actividades económicas. Para la elaboración de esta tabla se ha tomado como referencia información disponible publicada por cada uno de los países incluidos, revisada por la SECMCA.
Según la información señalada en la tabla, en aspectos generales la rama industrial del comercio de servicios fue una de las principales áreas que se vio diezmada en gran medida por las políticas sanitarias para la contención del COVID-19 aplicada en los distintos países de la región.
En países como Costa Rica, lo anterior trajo consigo una reducción importante en la movilización de la población como resultado del cierre de establecimientos comerciales e implicó una menor demanda interna, principalmente de productos vinculados con la construcción y los de consumo duradero como automóviles, productos textiles, derivados de petróleo, aparatos eléctricos, aparatos del hogar, papel, madera y productos de cuero.
También desde la perspectiva de la industria de servicios, Costa Rica vio reducida su actividad económica por la afectación de actividades vinculadas con el sector turismo, afectados algunos servicios como el alojamiento y transporte. También los servicios de enseñanza pública y privada, la salud privada, servicios profesionales, electricidad y agua se vieron reducidos afectando el indicador para esta industria.
Índice Mensual de Actividad Económica, Tasa de variación interanual por industria a 2020
*Para el caso de El Salvador, la industria correspondiente a transporte está incluida en el grupo de Comercio.
*Las estimaciones del Índice de Volumen de Actividad Económica (IVAE) de El Salvador tienen como año base 2005 y referencia 2014, en coherencia con los cálculos de las nuevas Cuentas Nacionales, con fines de comparación regional, la tendencia-ciclo del IVAE global y de las ramas por actividad económica son estimadas por la SECMCA.
Nota: Información elaborada por PwC con datos tomados del BCCR y el Consejo Monetario Centroamericano.
Para el caso de El Salvador su Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE), homónimo a los antes mencionados, señaló que la industria más afectada también fue el comercio, que se contrajo para mayo de 2020 en un -7,96%. El país registró un IVAE de -16,9% el pasado mayo, uno de los mayores registros negativos hasta el momento. Esta caída es explicada por la paralización del casi el 80% del aparato productivo del país, quedando en funcionamiento rubros considerados esenciales como alimentos y farmacéuticos. Lo anterior a raíz del confinamiento en el que entró el país entre abril, mayo y junio de 2020. Las diversas fuentes de información que utilizamos señalan que, de manera generalizada, el IVAE reportado a junio de 2020 es de -13,23%. Este último es explicado por un mayor deterioro económico del país debido al confinamiento.
Por otro lado, Guatemala registró para el mes de marzo de 2020 un IMAE de -4,41%, lo que se tradujo como su primera caída de producción en el año debido a los resultados fuertemente negativos obtenidos de sectores como comercio, construcción y manufactura. El Banco Central de Guatemala confirmó que la variación interanual tendencia ciclo de este indicador para el mes de julio registró de manera generalizada una caída del 5,2% (3,9% en julio de 2019). Dicho resultado estuvo influenciado, principalmente, por la caída de las actividades económicas de comercio y servicios relacionados con el alojamiento, reparación de vehículos, transporte y almacenamiento, construcción, actividades de servicios administrativos y de apoyo, y otras actividades de servicios como lavanderías, peluquerías, salones de belleza, entre otros.
Honduras y Nicaragua vieron fuertemente impactados sus sectores industriales de manufactura y construcción con las medidas implementadas por sus gobiernos. Para el caso de Honduras, según fuentes del Departamento de Estadística Macroeconómicas de este país (DEM) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indicaron que los efectos negativos de la pandemia sobre su actividad económica se agudizaron; el IMAE a junio de 2020 registró una contracción interanual del 12,35% en términos de tendencia ciclo. Los datos arrojados por el Banco Central de Honduras al primer semestre de 2020 del IMAE de Honduras, mostraron caídas de la actividad económica, principalmente en la industria manufacturera que disminuyó en un -4,51% interanual (0,40% en el mismo período de 2019), luego el comercio -1,8% y la construcción -0,93% (en relación al 0,3% y 0,2% que presentaron en el 2019, respectivamente). A junio de 2020, la caída de la principal industria hondureña (manufactura) fue explicada por la contracción que presentaron las actividades económicas de textiles y las actividades de fabricación de maquinaria y equipo, ambos comportamientos se atribuyen a la baja en la demanda externa.
Nicaragua por su cuenta, luego de haber generado resultados positivos para con su indicador a principios de 2020, dicho comportamiento fue contrarrestado por las disminuciones registradas en las actividades de hoteles y restaurantes, su industria manufacturera, intermediación financiera y servicios, que terminaron de hacer caer el IMAE registrando un -2,10% al término del mes de abril cuando iniciaron las medidas de contención.
En términos generales, para el caso de Panamá su actividad económica sufrió una contracción al mes de junio con un resultado del IMAE variación interanual tendencia ciclo de -31,57%, como consecuencia de los efectos del confinamiento y el cierre de la actividad en importantes sectores de la economía, debido a las medidas tomadas por el Gobierno a partir de marzo de 2020 cuando se confirmó el primer caso de COVID-19 en el país. Las actividades más afectadas son la construcción, hoteles y restaurantes, transporte aéreo de pasajeros, industria manufacturera en general, comercio y explotación de minas, entre otras.
Por último, República Dominicana a junio de 2020 registró un IMAE interanual en serie original acumulada de -7,5% de enero a abril de 2020; sus actividades más afectadas, al igual que los demás países de la zona fueron hoteles, bares y restaurantes, construcción, minería, servicios, transporte y almacenamiento, zonas francas, y manufactura. Las cifras del IMAE de República Dominicana de enero-abril de 2020 muestran una variación acumulada promedio del indicador de los primeros cuatro meses del año, lo cual es el resultado de tasas de crecimiento interanuales de 4,7% en enero y 5,3% en febrero, así como de -9,4% y -29,8% en marzo y abril, respectivamente. Por otra parte, las actividades que exhibieron desempeño positivo son la salud, los servicios financieros, agropecuario, actividades inmobiliarias, comunicaciones, y energía y agua.
Las industrias contraídas son de igual manera explicadas por el impacto de las medidas de prevención ante la propagación del gobierno, que contempló el distanciamiento social, la suspensión de operaciones en actividades económicas no esenciales, cierre de las fronteras del país por aire, mar y tierra, toques de queda y limitaciones en el transporte público.
Luego del recuento de la afectación económica que han recibido todos los países de la Región CAPARD producto de la pandemia, mediante un análisis sectorial de las industrias más importantes y afectadas ligadas a la caída del IMAE, lo siguiente a desarrollar como tema, es la vinculación que tienen estos hechos para los contribuyentes a la hora de definir y/o determinar sus precios de transferencia con sus partes vinculadas.
Cuando traemos a colación el tema de precios de transferencia, no pretendemos que el lector lo visualice como un tema aislado sin relación a las implicaciones de la pandemia en el mercado local y mundial, en el cual, simplemente un contribuyente debiera determinar sus precios de transferencia acorde con el principio de libre competencia mencionado en las Directrices de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); y que a raíz de esto, requiera que los resultados de sus transacciones intercompañía sean similares a los montos que hubiesen pactado entidades independientes bajo circunstancias similares o comparables. Concretamente, la comprobación de que las transacciones realizadas entre entidades vinculadas se hayan realizado conforme al principio de valor de mercado está influenciado también por la determinación de las relaciones económicas del mercado de sus comparables, y estas a su vez se ven seriamente afectadas por factores globales como la pandemia.
¿Qué debe considerar el contribuyente y sus asesores a raíz de la afectación de la pandemia? Es importante que se tomen en consideración estos factores para realizar los debidos ajustes en la determinación de los precios de transferencia, de lo contrario no estarían reflejando las condiciones económicas actuales en sus transacciones mantenidas con sus partes vinculadas. Claro, siempre y cuando estas condiciones adversas producidas por la pandemia hayan, efectivamente, afectado las operaciones con las entidades vinculadas. Es también importante considerar que las medidas implementadas por los distintos países en prevención de la propagación de COVID-19, traen consigo pérdidas económicas a las empresas, incluidas quiebras reales, caídas en los precios y en sus resultados de operaciones; y complementariamente, los de comparables que se utilizan como parámetros de valor de mercado en el marco de la regulación de las transacciones intercompañía se verán afectados, principalmente para las empresas o conglomerados económicos dedicados a:
Por estas situaciones los indicadores financieros de los sets de comparables de las empresas ubicadas en estos sectores verán cómo sus rangos de valor de mercado podrían moverse con tendencia a la baja, inclusive viéndose también afectados sus resultados al generar implicaciones negativas en la comprobación de sus precios. Los hechos económicos a raíz de la pandemia se interconectan, y a partir de estos, pueden haber repercusiones a nivel de precios de transferencia que deben tomar en cuenta los contribuyentes. Las Directrices de la OCDE, en la sección de D.3.“Pérdidas” resaltan las circunstancias económicas como uno de los factores a tomar en consideración en los análisis de precios de transferencia. Adicionalmente, el párrafo 1.129, señala que “las empresas asociadas, lo mismo que las empresas independientes, pueden sufrir pérdidas reales, ya sea debido a altos costes de inicio de actividad, a circunstancias económicas desfavorables, a ineficiencias o a otras razones comerciales legítimas”, y que estas pérdidas sólo se convierten en una justificación inaceptable cuando se presentan de manera indefinida.
Es imprescindible que todo lo relacionado a la crisis actual sea documentado y resguardado con el fin de contar con un “Defense File” que permita ante una auditoría fiscal soportar las causas que afectaron los resultados de las empresas durante este año, así como justificar los posibles ajustes que puedan surgir durante la documentación de precios de transferencia; al mismo tiempo que está al tanto de las medidas a considerar para estar en regla con el principio de plena competencia en sus transacciones intercompañía.
Por Rafael Villalobos, Consultor de Precios de Transferencia en PwC