Navegar la pandemia COVID-19 y sus consecuencias será uno de los mayores retos de nuestro tiempo. Para mantener las operaciones en marcha mientras que se minimiza el riesgo a los empleados, la mayoría de las compañías han adoptado nuevas formas de trabajar que han dejado a sus oficinas, fábricas, tiendas y otros edificios, relativamente vacíos. En medio de una crisis económica creciente, los ejecutivos son cada vez más prudentes en sus pronósticos – solo uno de cada cinco directores financieros encuestados por PwC dijo creer que, si la crisis terminara hoy, en cuestión de un mes sus compañías podrían volver a la “situación normal de negocios”.
Los equipos gerenciales tienen la responsabilidad primordial de dirigir sus compañías a través de este difícil momento. Les corresponde a ellos determinar cómo y cuándo empezar la complicada tarea de volver al lugar de trabajo una vez se levanten las restricciones gubernamentales. Pero las juntas directivas también tienen un rol. Para poder llevar a cabo sus deberes esenciales de supervisión, las juntas administrativas se enfocan en resolver a medida que trazan el curso a tomar para llevar a sus fuerzas laborales, de la crisis a la recuperación. Esto permitirá que los directores funjan como asesores para la gerencia – y también les permitirá hacer las preguntas correctas sobre los planes de la compañía.
La salud y seguridad del lugar de trabajo debería ser la principal prioridad de la gerencia, al considerar cómo lograr que las operaciones puedan volver a lo más parecido a la normalidad. Esto es, claro, una preocupación moral, ética y legal para todas las compañías. Y desde el punto de vista de una compañía, salvaguardar el bienestar de los empleados es primordial porque ningún plan para reanudar operaciones normales logra el éxito sin éstas.
Los empleados cuentan con sus compañías para que los ayuden a volver al trabajo de forma segura. Los equipos gerenciales deberán entender y asegurar el cumplimiento con los reglamentos federales, estatales y locales, a medida que se van levantando las restricciones. Ya que estas reglas varían dependiendo de la localidad y probablemente no se levanten al mismo tiempo, los ejecutivos deben planear una variedad de escenarios basados en dónde se lleva a cabo las actividades esenciales para la misión.
Una vez sea posible reabrir las oficinas, las fábricas y centros de distribución, los equipos de administración enfrentarán el reto de mantenerlos seguros. Nuevos protocolos para limpieza profunda y sanitización podrán ser necesarios. También pudiera significar cambios en la distribución del espacio laboral, tales como separar más las estaciones de trabajo o cambiar los horarios de los empleados para reducir el número de personas que están en un edificio al mismo tiempo.
Las compañías también pudieran considerar establecer reglamentos para el uso de equipo de protección personal tales como tapabocas y guantes, revisar a los empleados y visitantes para asegurar de que no tengan fiebre antes de entrar al lugar de trabajo, y establecer reglas que determinen cuándo los empleados pueden volver a trabajar después de recuperarse de una infección. Dada la ubicuidad de los dispositivos móviles, puede que se aproveche la tecnología (ej. aplicaciones) para facilitar el rastreo de contactos y comunicarse con los empleados que han estado expuestos al virus y deben cumplir con auto cuarentena. Cuando se consideran pasos como estos, sin embargo, es importante asegurarse de que los protocolos estén establecidos para salvaguardar los datos personales de los empleados.
Volver al lugar de trabajo pudiera significar reincorporar empleados suspendidos, dejar obligatoriamente el teletrabajo, o volver a una completa productividad independientemente de dónde se está llevando a cabo el trabajo. Para muchas compañías, esto probablemente significa una combinación de las tres. Pero a medida que los equipos gerenciales desarrollan estrategias para lograr que sus negocios recuperen el ritmo, la mayoría probablemente se enfocará en lograr que los empleados que realmente deben estar en la oficina o la fábrica logren volver tan pronto como sea seguro y posible hacerlo.
Los equipos gerenciales enfrentan el reto de determinar exactamente quienes son esos empleados con funciones críticas. Es posible que algunos roles, tales como ventas o gestión de relaciones, que históricamente se han considerado como de absoluta interacción cara a cara, deban evolucionar debido a normas de salud y preferencias del consumidor, al igual que la conveniencia de viajes por propósitos no esenciales. Otros roles indudablemente dependen de herramientas o tecnología del lugar de trabajo y no pueden llevarse a cabo de forma efectiva sin las mismas.
Un análisis sobre qué roles hicieron una transición armoniosa a teletrabajo y qué roles no puede ayudar a informar decisiones sobre cuándo debe solicitarse a subgrupos de empleados que regresen al lugar de trabajo. Puede que haga sentido permitir a las personas con poca caída de la productividad continuar trabajando de forma remota por un período de tiempo para reducir la cantidad de personas en el lugar de trabajo y aminorar el riesgo para la salud del empleado.
Sin la aceptación de los empleados, hasta el plan mejor concebido enfrenta problemas. Los equipos gerenciales deben liderar con empatía y demostrar un entendimiento de que aun cuando todos los empleados han pasado esta crisis, no todos la han vivido de la misma forma. Algunos empleados pueden tener condiciones que aumentan su riesgo mayor de una seria infección de COVID-19 y puede que estén renuentes a volver a la oficina. Otros pueden estar deseosos de dejar el teletrabajo, pero tienen la obligación de prestar cuidados a otras personas, lo que hace difícil o imposible para ellos hacerlo. Sensibilidad a esta realidad es necesaria.
De la misma forma, es esencial reconocer que las fuerzas laborales necesitarán tiempo para adaptarse a las nuevas formas de trabajo post-pandemia. Los empleados que vuelven después de ser suspendidos de forma extendida o período de teletrabajo pueden encontrar que el diseño físico de su lugar de trabajo ha cambiado y su horario de trabajo ha sido alterado. Para aquellos que trabajan en oficinas, volver al lugar de trabajo puede requerir un cambio de mentalidad si se han ajustado al teletrabajo. Para poder dirigir estos cambios, la gerencia debe asegurarse de que los empleados entiendan lo que se les está pidiendo y qué pasos está tomando la compañía para proteger su salud.
Volver a aclimatar a un personal presencial significará un enorme reto de gestión de cambio para los ejecutivos, quienes necesitarán una estrategia de comunicación que pueda ayudar tanto a los empleados que están volviendo a su lugar de trabajo como a aquellos que continúan trabajando remotamente, a aceptar una visión común de lo que está por venir. Y deben trabajar con equipos de recursos humanos para prepararse para un posible aumento en los reclamos de ética y cumplimiento por parte de empleados cuyas preocupaciones persisten.
Proporcionar a los empleados la oportunidad de comunicar sus retos y preocupaciones puede ayudar a los equipos gerenciales a identificar problemas potenciales con sus planes de retorno al trabajo. Al permitir una comunicación real y bidireccional, los líderes pueden convertir esta crisis de COVID-19 en una oportunidad de reforzar la cultura corporativa, aumentando el compromiso de los empleados y mejorando la productividad y lealtad a largo plazo.
Para cuando una compañía está lista para comenzar a planear un retorno al lugar de trabajo, su equipo de gestión de riesgo – liderado por los más altos ejecutivos y apoyados por personal clave – seguramente ya se ha reunido y discutido estos temas por algún rato. Las juntas deben asegurarse de que están obteniendo la información que necesitan para entender el progreso y la ejecución de la estrategia gerencial para volver al trabajo. Cómo y cuándo traen las compañías a los empleados de regreso pudiera tener implicaciones duraderas para los negocios y la cultura corporativa. Al entender los riesgos, las juntas pueden jugar un papel efectivo en supervisar los planes de la gerencia para volver al lugar de trabajo.
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