La propia inercia de las organizaciones puede impedir que vean oportunidades de transformación. El status quo puede influir negativamente en las decisiones operativas, incluso cuando la necesidad de reinvención es evidente.
Si se crea un nuevo negocio, la lógica del statu quo aboga por aprovechar las capacidades de I+D o fabricación existentes, o al menos ubicar nuevos equipos en el mismo país para facilitar las cosas. La tentación de seguir con lo que uno conoce es tentadora, ya que parece más simple y rápido, y puede ser la decisión correcta, excepto cuando no lo es.
Este fue el caso de una gran empresa de bienes de consumo, que se enfrentaba a la difícil decisión de lanzar un nuevo producto sin envase de plástico, lo cual implicaba sacrificar una de sus líneas más rentables. La medida tenía sentido tanto desde la perspectiva del carbono como desde la del cliente, ya que la empresa había identificado segmentos de clientes a los que podría llegar con un producto más ecológico.
Sin embargo, el lanzamiento de este nuevo producto no iba a ser una tarea sencilla. La empresa necesitaría desarrollar nuevas capacidades de I+D, nuevas políticas comerciales, nuevas líneas de fabricación y tecnologías, además de requerimientos adicionales para su cadena de suministro relacionados con el almacenamiento y la logística. En ese momento, la compañía podría haber optado por lo seguro: ampliar sus plantas existentes y aprovechar sus considerables activos operativos. Pero, en lugar de conformarse con mantener el status quo, los directivos decidieron cuestionarlo y apostaron por una mentalidad abierta.
Empezaron por examinar toda la cadena de valor, preguntándose dónde debían ubicarse las capacidades y operaciones que necesitaban de inmediato, y dónde podrían expandirse a lo largo del tiempo. Hoy en día, el modelo operativo emergente de la empresa, que sigue en plena evolución, es tan eficiente como fiscalmente optimizado. Por cada dólar de beneficio que genera la nueva línea de productos, la empresa se ahorra entre un 2% y un 3% en impuestos, una cifra que aumentará a medida que las nuevas operaciones entren en funcionamiento y se vayan ampliando.