En el reciente Pulse Survey de PwC, realizado en Octubre de 2024, reveló que un 49% de los líderes tecnológicos han integrado a su estrategia comercial el uso de Inteligencia Artificial (IA), afirmando que su integración ha incrementado la productividad y velocidad de comercialización de sus productos y servicios. Sin embargo, la utilidad de la IA dentro de una organización no se limita al aumento de la productividad, ya que algunos sistemas de IA tienen la capacidad de razonar independientemente y comprender el impacto de sus decisiones, lo que facilita el análisis de grandes cantidades de datos y permite realizar predicciones con un margen de error considerablemente bajo en comparación de una mente humana. Por esta razón, las organizaciones pueden apoyarse en la IA para el diseño de estrategias empresariales, el establecimiento, la ejecución y el seguimiento de objetivos, lo que puede resultar en una ventaja para el crecimiento de negocios en comparación con organizaciones que no han integrado en su totalidad la IA o que aún tienen una perspectiva conservadora.
La IA, como herramienta de análisis predictivo, agrega valor a las organizaciones para el desarrollo de los objetivos estratégicos. Algunos ejemplos los vemos en el sector minorista (retail), donde se anticipan tendencias de compra estacionales o regionales, optimizando el inventario y reduciendo pérdidas por productos no vendidos. Otro ejemplo está en el sector de servicios financieros, con la evaluación de riesgos crediticios y prevención de fraudes mediante la identificación de transacciones sospechosas en tiempo real.
Para alcanzar los beneficios de la IA, las organizaciones también deben prepararse con un enfoque integral al momento de implementar estas herramientas, considerando elementos clave como el establecimiento de lineamientos que traten sobre el uso ético y responsable de la información, así como contar con una estrategia clara para dimensionar los recursos necesarios, tanto a nivel de la tecnología como del recurso humano. Es fundamental contar con un equipo y una organización alineados con la estrategia. Otro elemento clave son los datos que tiene la organización, ya que estas herramientas buscan información dentro de la organización y, en caso de que esta no exista o no sea íntegra, su nivel de precisión se reduce. Además, el rendimiento y aplicación de estas herramientas depende de diferentes factores, como la complejidad del modelo utilizado en IA, los recursos computacionales, la selección del algoritmo y ajustes de parámetros realizados de forma incorrecta.
Las organizaciones deben gestionar el riesgo que surge con el uso de la IA en sus procesos, organización, personas, modelos, datos y tecnología; así como el impacto legal o de incumplimiento que podría conllevar. Para un uso responsable de la IA, es esencial establecer un sistema de supervisión continua que priorice las áreas en las que se haya identificado una mayor exposición al riesgo, esto con el fin de asegurar un sistema de control interno adecuado.
Establecer claramente los proyectos en los que la IA estará siendo integrada, ayudará a enfocar los esfuerzos, recursos y métricas. El uso de métricas como KPI es fundamental dentro de los procedimientos en los que se incluya la IA, puesto que ayudará a identificar el impacto de la IA en aquellos proyectos donde se ha integrado. Así mismo, permitirá identificar posibles recalibraciones en los sistemas o riesgos emergentes que ameriten un control o plan de tratamiento. Al mismo tiempo, según la última encuesta de PwC, el 41 % de los ejecutivos afirman que se han enfrentado a desafíos relacionados con la fuerza laboral, la cultura y el cambio en el trabajo. Es por ello que las organizaciones deberán cuidar que sus métricas no alienten a las personas a automatizar demasiado, así mismo buscar los mecanismos para adaptar a la IA al contexto interno de la organización. El uso de IA dentro de las organizaciones es un aliado que permitirá incrementar la fuerza laboral, sin la necesidad de incurrir en gastos de contratación y planilla. Del mismo modo, permitirá a los colaboradores enfocar sus esfuerzos en tareas críticas que ameritan una especial atención y detalle. Lo que permitirá a las organizaciones incrementar la calidad de sus productos y/o servicios, productividad y eficiencia de sus recursos.
Por Susana Pino, Socia de Risk Assurance (RAS) en PwC Panamá | Febrero 2025