Reporting y Confianza
A través de los años, los estados financieros de propósito general han sido un medio que ha permitido a un variado grupo de usuarios (inversionistas, accionistas, administradores, etc.) tomar decisiones económicas basadas en información financiera confiable, transparente y comparable. Los estados financieros pueden ser ilustrados como un lente que nos permite ver a través de ellos, para conocer la situación financiera de una empresa a una fecha específica y evaluar el desempeño que ha tenido el negocio en un periodo determinado de tiempo. En este sentido, para lograr eficientemente este propósito necesitamos elaborar los estados financieros de una manera que proporcione información estructurada y lo suficientemente robusta para satisfacer las necesidades comunes de ese gran espectro de usuarios. Adicionalmente, al ser preparados para comunicar información a usuarios externos, los estados financieros requieren ser elaborados con base en la aplicación de normas contables de aceptación general, las cuales establecen lineamientos bien definidos para el reconocimiento, medición, presentación e información a revelar para cada una de las transacciones que realizan los negocios.
En la situación actual, como resultado de la pandemia de COVID-19, los efectos devastadores no sólo incluyen al sector salud, también se ha observado un fuerte impacto en la economía global y en la comunidad empresarial. Por esta razón, han surgido una serie de desafíos que no se limitan a la operación propia de los negocios, sino que también se extienden a la generación de los reportes financieros considerando la creciente necesidad que tienen los usuarios de tomar decisiones que minimicen los riesgos en el corto, mediano y largo plazo; decisiones que pueden tener una alta implicancia en el funcionamiento de una empresa a futuro.
Una de las principales incertidumbres, por su alto impacto en la empresa, está relacionada con la capacidad que tiene la organización para cumplir con el supuesto de “negocio en marcha”. Esta hipótesis puede no cumplirse cuando la gerencia tiene la intención de liquidar una empresa o cesar sus actividades, o cuando no exista otra alternativa más realista que proceder con una de estas dos opciones como consecuencia de su situación financiera actual. Al respecto, la gerencia puede realizar una evaluación de toda la información que tenga disponible sobre:
Las consecuencias financieras futuras derivadas de las medidas tomadas por los Gobiernos para reducir la propagación del virus.
Las decisiones internas tomadas por la empresa para enfrentar dichas medidas.
Y las condiciones del entorno de mercado donde opera, antes de comenzar a preparar sus estados financieros.
Esta información debe cubrir al menos los siguientes doce meses del período sobre el que se informa. Pero no debe limitarse en analizar solo ese período para tener un mejor criterio en su análisis, debiendo divulgar todas las incertidumbres significativas que haya identificado en su evaluación que pongan en duda la continuidad de las operaciones e incluir los planes de negocio que implementará a futuro la empresa para minimizar los impactos de estas incertidumbres. También es necesario que los preparadores de estados financieros revisen las bases o supuestos en las que se han venido sustentando en los siguientes aspectos:
La determinación del valor razonable de cualquier activo o pasivo que se mida con este criterio.
La aplicación de juicios críticos.
La realización de estimaciones contables.
Sus análisis de la gestión de los riesgos financieros.
Y la selección de sus políticas contables.
Esto con la finalidad de asegurar que estas bases siguen considerandose apropiadamente los efectos del escenario económico derivado de la pandemia (por ejemplo, el impacto en tasas de interés, vida útil, tasas de cambio de moneda extranjera, suposiciones actuariales, etc.), ya que las condiciones actuales pueden generar dudas sobre los criterios que se venían aplicando en años anteriores y pueden necesitar brindar mayores detalles para sustentar el por qué se podrían mantenerse igual o indicar los cambios que dieron lugar como resultado de dichos impactos.
Otro de los efectos que estamos experimentando en el actual entorno económico es que la situación financiera de la empresa, así como la de sus clientes, financiadores y/o proveedores pudo verse comprometida por la crisis sanitaria y económica, derivando en un aumento de incertidumbre en relación a la recuperación de las cuentas por cobrar o los posibles cambios en las condiciones de pago de las obligaciones que podrían ocasionar dificultades para honrar las deudas y afectar el riesgo de liquidez de una empresa. En este sentido, al momento de preparar los estados financieros la gerencia debe considerar información prospectiva para determinar el valor de los posibles deterioros en la cartera de clientes y prestar particular atención al cumplimiento de las condiciones de las obligaciones financieras o las renegociaciones que haya realizado sobre las mismas, con la finalidad de medir y presentar apropiadamente sus activos y pasivos financieros acordes a estos cambios o circunstancias.
Además, es importante considerar que muchas empresas han tomado la decisión de disminuir sus operaciones o suspender algunas líneas de negocio temporalmente por la contracción del mercado, o como medida para paliar los efectos de la crisis económica. Por ello, es muy probable que alguna unidad generadora de efectivo se haya visto afectada de forma significativa y podría generar pérdidas por deterioros de valor. En el caso de los impuestos diferidos activos, estos podrían verse comprometidos por incertidumbres para su recuperabilidad en períodos futuros, por lo que la gerencia tendría que analizar detenidamente si aún existen las condiciones para considerar que dispondrá de suficiente ganancia fiscal futura como para poder disponer de esos saldos. En los inventarios, es necesario evaluar si existen condiciones externas de mercado que podrían afectar la determinación del valor neto realizable, generando que este valor pueda ser menor que el costo en libros, y por consiguiente, se deba de reconocer un deterioro de valor en los mismos. En los contratos vigentes, es necesario evaluar si existen obligaciones presentes para la entidad que pueden resultar onerosos en las condiciones actuales de los negocios donde opera y que obligue a reconocer un pasivo por este concepto. En los pasivos laborales, es importante evaluar el impacto que puedan tener los cambios en las premisas actuariales para la determinación de la provisión por beneficios post empleo. Y no menos importante, bajo este escenario necesitamos evaluar si la capitalización de los intereses en los proyectos que se encuentren en construcción es apropiada, considerando aquellas circunstancias en las cuales la empresa estuvo obligada a suspender el proyecto por un período de tiempo significativo.
Éstas son sólo algunas de las consideraciones que resultan relevantes al momento de elaborar los estados financieros de una empresa en el panorama actual. La gerencia está enfrentando desafíos para elaborar sus reportes financieros debido a la incertidumbre que aún existe sobre los posibles impactos futuros en los negocios, al realizar análisis más robustos y detallados de las posibles implicaciones que estas consideraciones puedan tener sobre los criterios y juicios utilizados para determinar las cifras, así como en las divulgaciones que sean necesarias. Los usuarios de los estados financieros necesitan ser más cuidadosos en la toma de decisiones, hacer una pausa para informarse bien sobre lo que pueda estar afectando a la empresa y los planes de contingencia que tienen para reducir los posibles impactos.
Por Romel S. Castellanos, Socio de Auditoría en PwC Honduras | 2021