Negociación ética, pilar en la gestión fiscal y estrategia

La negociación ética es parte integral de una gestión fiscal efectiva, especialmente frente a discrepancias o disputas con las autoridades fiscales. Por ejemplo, en casos de auditorías o revisiones, las organizaciones pueden buscar una intermediación transparente y equitativa para aclarar o resolver cualquier discordancia.

Además de las situaciones de disputa, la negociación ética también puede contribuir en la planeación estratégica de las empresas, al ser un medio para buscar acuerdos en determinados temas, como precios de transferencia o tratamientos fiscales para transacciones específicas.

En el mediano plazo, se espera que este tipo de procesos tenga un papel relevante frente al enfoque de mayor fiscalización que continúan adoptando las autoridades, así como su búsqueda de vías más eficientes para resolver disputas ficales. Esto representa una oportunidad para los líderes de impuestos al profundizar en una especialidad de la gestión fiscal y promover una cultura de integridad con el potencial de generar nuevo valor para la organización.

Para que una negociación ética sea sostenible, es crucial que las empresas mantengan una comunicación abierta y transparente, proporcionando la información requerida de manera oportuna y veraz. También es importante que estén preparadas para justificar sus posiciones y argumentos de manera sólida, respaldados por documentación adecuada y análisis detallados.

El cumplimiento de los principios de la organización es el eje rector para este tipo de gestiones, así como el seguimiento de las mejores prácticas y las regulaciones aplicables. 

Los impactos de las diversas tendencias globales, como el cambio demográfico y las tensiones geopolíticas, continúan impactando el entorno fiscal. Sin embargo, existen factores directamente relacionados con las negociaciones éticas que permiten transitar de las prácticas litigiosas y la incertidumbre asociada hacia un enfoque colaborativo y de agilización de procesos:

Como una especialidad dentro de las prácticas fiscales, la negociación ética tiene el potencial de generar una serie de beneficios estratégicos y financieros para las organizaciones. Uno de estos beneficios es la oportunidad de obtener oportunidades de negocio más sólidas y un mejor posicionamiento en el mercado a través del fortalecimiento de la reputación de la empresa. Mantener el cumplimiento con principios y valores es una de las expectativas más importantes para distintas partes interesadas, incluyendo inversionistas, clientes y socios comerciales que valoran la transparencia y la responsabilidad en los asuntos fiscales.

La obtención de un ROI más favorable y de ahorros en costos está relacionada con un cumplimiento adecuado y transparente de las regulaciones tributarias. Las organizaciones pueden minimizar costos en litigios y disputas fiscales, reducir el tiempo y los recursos necesarios para llegar a una solución, así como el riesgo de posibles sanciones fiscales. 

Otro beneficio clave de la negociación ética es la reducción de los riesgos financieros. Las empresas pueden gestionar mejor el riesgo de posibles impactos financieros, como la pérdida de oportunidades para obtener créditos o tasas de interés preferenciales, que están asociados con prácticas fiscales poco adecuadas, ayudando a salvaguardar la estabilidad financiera y a mantener una posición que genera confianza en el mercado.

Al adoptar un enfoque ético en la negociación fiscal, las organizaciones pueden asegurarse de no incurrir en gastos innecesarios y lograr una eficiencia financiera óptima, lo que fortalece su competitividad y su capacidad para reinvertir en áreas estratégicas clave. 

Las herramientas tecnológicas están interviniendo en el entorno fiscal de distintas maneras. Por un lado, el uso de soluciones, como el internet de las cosas (IoT), que permite la interconexión de dispositivos y objetos cotidianos para la recopilación y el intercambio de datos en tiempo real, ha impulsado la creación de nuevos modelos de negocio y patrones de consumo innovadores, como el comercio electrónico, y otros más sofisticados a partir del blockchain y IA. Estos nuevos modelos están transformando la forma en que se realizan las transacciones comerciales y se gestionan los impuestos.

Asimismo, en el fortalecimiento de sus capacidades de supervisión y detección de irregularidades, las autoridades recurren cada vez más a la fiscalidad digital, que incluye la implementación de sistemas de facturación electrónica y la automatización de los procesos fiscales.

En este nuevo contexto tecnológico, es necesario que las organizaciones revisen las herramientas con las que cuentan para resolver cualquier diferencia o disputa fiscal dentro de una negociación ética y, al mismo tiempo, cumplir con las regulaciones y asegurar una tributación equitativa.

Si bien la principal responsabilidad del director de impuestos es garantizar que la organización cumpla con todas las obligaciones fiscales en tiempo y forma, también desempeña un papel integral antes, durante y después de una negociación ética. Al mismo tiempo, junto con el CFO, puede fomentar la comunicación abierta y transparente en la toma de decisiones fiscales y establecer mecanismos para detectar posibles irregularidades.