Los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) deben estar presentes en las decisiones de negocio de las compañías mexicanas hoy más que nunca. Su integración no solo ayuda a mejorar el rendimiento financiero, también transforma la manera de entregar valor a las partes que directa o indirectamente son impactadas por la empresa o stakeholders.
El pasado miércoles 29 de marzo llevamos a cabo la primera edición de la Cumbre ESG México 2023 en conjunto con BBVA, Gonzalez Calvillo y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). El objetivo de este esfuerzo fue mostrar el avance de los criterios ESG en México y a nivel global y, principalmente, compartir cómo pueden integrar estos criterios las empresas en su estrategia de negocio.
Las empresas mexicanas están conscientes del posible impacto que los riesgos del cambio climático podría tener sobre sus operaciones diarias. Tan solo en las últimas semanas, hemos observado lluvias con granizo atípicas para esta temporada en el Valle de México, que podrían ralentizar el transporte de insumos y, también, la movilidad de nuestros colaboradores.
Vale la pena destacar que en la última edición de la encuesta Global CEO Survey 2023, el 57% de los directores generales en México indicó que la cadena de suministro de su empresa podría sufrir un impacto significativo debido a los riesgos climáticos.
La integración de los criterios ESG podría ser una solución para que las empresas mitiguen y tengan una mejor adaptabilidad al cambio climático. Ya se están sentando las bases de un marco institucional para que las compañías puedan transitar hacia un modelo de negocios que integre los criterios ESG. Por ejemplo, con la creación del Consejo Consultivo de Finanzas Verdes que busca promover el financiamiento de inversiones que generen beneficios ambientales y sociales.
Si bien, como lo mencioné anteriormente, las organizaciones ya cuentan con un marco institucional sostenible en el país para comenzar a integrar los criterios ESG, aún no hay una hoja de ruta clara para integrarlos a su estrategia general de negocios.
De hecho, existe aún más confusión si una empresa es pública o privada, pues si una empresa cotiza en el mercado de capitales podría requerir divulgar información relacionada a sus avances en materia de sustentabilidad, como el IFRS S1 y S2 o las nuevas reglas de la SEC sobre cambio climático. Pero, si una empresa es privada, no necesariamente requiere revelar esa información. No obstante, cada vez son más los inversionistas, calificadoras e instituciones financieras que exigen a las empresas privadas incluir divulgaciones más allá de un reporte de sustentabilidad.
Los avances multilaterales para mitigar y adaptarnos al cambio climático han aumentado a nivel nacional e internacional el cumplimiento regulatorio de las empresas. Los impuestos verdes o ecológicos son un ejemplo. De hecho, este cumplimiento puede generar un círculo virtuoso para transformar el modelo de negocio y generar inversiones que se destinen hacia proyectos sostenibles y sociales.
Recientemente, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publicó su taxonomía sustentable que busca generar un sistema de clasificación confiable, legítimo, unificado y basado en ciencia que permita definir qué actividades económicas pueden ser consideradas sostenibles.
Esto podría no solo beneficiar a las empresas en la integración de los criterios ESG a su modelo de negocio, sino mejorar su rendimiento financiero a través de la obtención de mayores recursos que estarían destinados a la generación de valor agregado en asuntos medioambientales y/o sociales. De hecho, S&P Ratings destacó que la emisión de bonos verdes, sustentables, sociales y de transición aumentó en 2022, particularmente los bonos relacionados con la sustentabilidad, que crecieron en un 55 por ciento.
Las empresas que integren los criterios ESG deben tener claro que sí podría haber un costo asociado a esta acción; sin embargo, es fundamental tener en mente que la generación de valor es mucho más amplia a largo plazo, que no integrarlos en su modelo de negocios.
Los consejos de administración y la alta dirección pueden generar una estrategia ESG donde pongan las metas que busquen la transformación de la organización. Por ejemplo, reducir la brecha salarial entre empleados o incorporar una tecnología innovadora para reducir la huella de carbono.
Vale la pena tomar en cuenta que los factores sociales y de gobernanza no deben dejarse de lado ante una mayor ponderación de los asuntos medioambientales. Hay una área de oportunidad importante para que las empresas mexicanas realicen acciones sociales, como reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres, y de gobernanza, como promover mayores oportunidades de diversidad e inclusión en los consejos de administración.
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