En el panorama empresarial actual, los directores corporativos se enfrentan al imperativo de integrar los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en sus organizaciones. El potencial transformador de los principios de la economía circular ofrece una vía estratégica para impulsar la creación de valor, mitigar riesgos, fortalecer la reputación de la marca y posicionar a las organizaciones para construir un éxito a largo plazo alineado a la formación de una comunidad empresarial que busca fomentar un crecimiento sostenible y responsable. Además destaca cómo los ejecutivos corporativos pueden aprovechar las estrategias de la economía circular para mejorar su desempeño ESG.
La Ley General de Economía Circular es un ordenamiento que busca mantener el mayor tiempo posible el valor de los productos, materiales y recursos en el ciclo económico para minimizar la generación de residuos y el consumo de materias primas vírgenes a fin de reducir el impacto de las actividades humanas en el medio ambiente. Fue aprobada en el Senado de la República el 17 de noviembre de 2021.
La Ley entrará en vigor 180 días después de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Se espera que el Ejecutivo Federal emita el Programa Nacional de Economía Circular dentro de los primeros seis meses de vigencia de la ley, junto con su reglamento en un plazo máximo de 180 días. Asimismo, la Semarnat contará con 370 días a partir de la publicación del decreto para desarrollar y expedir la normatividad. Se espera que se modifiquen otras normativas fiscales y se establezcan incentivos para promover la participación en las cadenas de valor.
La adopción de los principios de la economía circular ofrece a la alta dirección la oportunidad de generar un valor de negocio significativo. Al pasar de un modelo lineal de "tomar-hacer-desechar" a uno que priorice la optimización de recursos y los sistemas de ciclo cerrado, las empresas pueden reducir costos, mejorar la eficiencia de recursos e impulsar la innovación.
Las organizaciones que ya han adoptado la circularidad experimentan un aumento en su rentabilidad, una mayor resiliencia operativa y una ventaja competitiva.
El mundo se enfrenta a una mayor escasez de recursos, interrupciones en las cadenas de suministro y regulaciones en constante evolución. Es por ello que los directores corporativos necesitan gestionar proactivamente los riesgos y construir resiliencia.
Las estrategias de la economía circular pueden ser una herramienta poderosa en este sentido. Al diversificar las cadenas de suministro, reducir la dependencia de recursos finitos y adoptar modelos de negocio circulares, las empresas pueden mitigar riesgos, garantizar la continuidad del negocio y mejorar la sostenibilidad a largo plazo.
Los consumidores actuales dan cada vez más prioridad a productos y servicios sostenibles, lo que hace que las prácticas de la economía circular sean esenciales para la alta dirección, que busca fortalecer la reputación de su marca y comprometerse con los clientes.
Al adoptar la circularidad a través del diseño sostenible de productos, iniciativas de reciclaje y ciclos de vida extendidos de los productos, las empresas pueden demostrar su compromiso con la protección del medio ambiente.
Para cumplir con las expectativas de los inversionistas, satisfacer los requisitos regulatorios y mejorar las calificaciones de sostenibilidad, los ejecutivos corporativos deben integrar los principios de la economía circular en sus estrategias ESG.
Las prácticas de la economía circular se alinean inherentemente con los marcos ESG y contribuyen a cada pilar: ambiental, social y de gobernanza.
El pensamiento de la economía circular estimula la innovación y crea oportunidades para que los directores corporativos obtengan una ventaja competitiva. Al adoptar la circularidad, las empresas pueden impulsar la innovación interna, desarrollar productos y servicios sostenibles y crear nuevas fuentes de ingresos.