Aunque las empresas llevan años adoptando discretamente la denominada "computación en la nube", el año 2020 demostró,
de forma contundente, a las juntas directivas y a los directores generales, lo vital que es la nube para la supervivencia y la búsqueda de nuevas oportunidades. Cuando la pandemia del COVID-19 paralizó las economías, las empresas descubrieron rápidamente que necesitaban los servicios informáticos basados en la web de la nube para permitir que los empleados trabajaran a distancia, para reforzar las cadenas de suministro fracturadas y ofrecer nuevos servicios digitales a los consumidores que no podían salir de casa.
Al contrario de lo que se dice, la nube no es una tecnología única o una solución única para ahorrar dinero, sino un conjunto de programas informáticos y servicios de datos a los que se puede acceder a través de Internet en lugar de residir en un escritorio o en servidores internos. Estos servicios incluyen aplicaciones tan sencillas como el correo electrónico o tan complejas como el software de gestión de las relaciones con los clientes, y permiten a las empresas disponer de inmensas cantidades de capacidad informática necesarias para desarrollar y probar nuevas aplicaciones propias. Dado que las plataformas de computación en la nube están "siempre activas", son bancos de pruebas ideales para experimentar y desplegar nuevas soluciones tecnológicas, incorporando análisis avanzados, automatización, blockchain, computación cuántica, realidad aumentada y virtual, e impresión 3D. Esto convierte a la nube en una poderosa herramienta estratégica, no solo en una táctica.
Sin embargo, a pesar de la aceleración de la adopción de la nube en todo el panorama empresarial, la mayoría de las empresas apenas están arañando la superficie del vasto potencial de la nube. Según una encuesta de PwC a líderes de nivel directivo en Estados Unidos, publicada en 2021, el 53% de las empresas aún no ha obtenido un valor sustancial de sus inversiones en la nube.
Este valor desapercibido es considerable, pero solo empieza a hablar del potencial sin explotar de la nube para impulsar las estrategias empresariales digitales. Como se demostró en 2020, la nube no es un proyecto "entrada por salida" de IT. Al igual que sus operaciones y estrategia deben ser ágiles y adaptables, también lo es su proyecto de nube. Para poder avanzar en este nuevo terreno se necesita una estrategia bien definida y orientada al valor, que vincule a los equipos de tecnología y de negocio en una búsqueda común de resultados sólidos.
Tomemos el caso de una empresa global de pagos. Con unos sistemas de centros de datos obsoletos que consumían los dólares de IT, la junta directiva había asumido que una transformación en la nube produciría mejoras significativas y oportunidades de crear valor. Las nuevas empresas que utilizaban tecnologías en la nube se estaban introduciendo en la base de clientes de la empresa con una serie de ofertas digitales, por lo que el paso a la nube tenía sentido. Sin embargo, los avances se producían lentamente o no se producían en absoluto. La empresa necesitaba un reajuste.
Esto es lo que llamamos “the cloud hump": un aumento significativo del gasto en la nube seguido de una pausa forzada para encontrar un nuevo camino. Como nos advirtió un ejecutivo que entrevistamos, si las organizaciones piensan que la nube consiste principalmente en mover datos para reducir los gastos de IT, tienen un problema. Según el ejecutivo, la nube debería servir para reconcebir el funcionamiento de la empresa. Si avanzamos hasta hoy, el director general, la junta directiva y el director de informática de esa empresa de pagos global están revisando una combinación de tecnología en la nube y cambios organizativos y estratégicos que intentarán conectar mejor las operaciones centrales de IT con el cambio empresarial.
Pero pasar de lo táctico a lo estratégico no es fácil. Gracias a nuestro trabajo con empresas de todo el mundo, hemos identificado siete factores fundamentales para cerrar la brecha potencial de la nube. A continuación, analizamos casos de compañías, algunas de las cuales tropezaron en sus primeros esfuerzos y otras que han conseguido, o están empezando a conseguir, una base sólida en su camino para aprovechar el potencial de la nube.
Empezar con una estrategia bien definida y orientada a valores que conecten a los equipos de tecnología y negocios con un proposito en comun de conseguir resultados destacados.
Evitar la tentación de ver la nube como una herramienta para cortar costos de IT, en vez, hay que verla como un catalizador para crear valor de negocio.
Ver los retos del negocio a través de un lente “pre-nube” puede cegar a una compañia de ver potenciales oportunidades de negocios en plataformas basadas en la nube.
En vez de empujar el uso de la nube en los colaboradores, hay que incluirlos en la estrategia de cambio más amplia.
Una clave para el éxito con la nube es resolver los problemas de datos subyacentes e IT antes de hacer una gran inversión.
A pesar de saber que la nube hace que los problemas de seguridad sean más complejos, el cumplimiento más costoso, y que los datos estén más vulnerables, muchas compañías no invierten lo suficiente en la nube.
Operadores capacitados de la nube alimentan la innovación mediante experimentos, midiendo resultados a tiempo real, y cambiando a otras áreas sin arrepentimiento.
La nube requiere ser actualizada y refinada de manera constante; y premia revisitar caminos ya acordados para determinar si hay mejores opciones disponibles.
Para muchas organizaciones, la transformación a la nube crea la necesidad de " extraer y trasladar" los datos y las aplicaciones de los sistemas de IT tradicionales a las plataformas en la nube simplemente por las ventajas de ahorro de costos. Pero este enfoque deja una enorme cantidad de valor sobre la mesa, y podría incluso descarrilar una transformación a la nube.
Al pasarse a la nube, una empresa de servicios energéticos de tamaño medio, buscaba inicialmente simplificar sus sistemas informáticos y hacerlos más eficientes, pero pronto se fijó en una modesta oportunidad: automatizar el proceso de entrada de datos para crear las facturas de los clientes. Antes de invertir en tecnología en la nube, las facturas de la empresa estaban plagadas de errores, lo que provocaba insatisfacción y pérdida de clientes. El problema se debía a que los proveedores introducían los datos manualmente. Por ello, el equipo de IT automatizó el proceso de entrada con escáneres y utilizó el aprendizaje automático y la IA para marcar y corregir los valores atípicos. Una vez que los errores se redujeron en gran medida, la empresa comenzó a pensar con más determinación. Un elemento importante de los gastos operativos de la empresa era el costoso diseño de oleoductos y gasoductos, que implicaba el desplazamiento de un considerable número de topógrafos e ingenieros al sitio. Los equipos de operaciones e informática decidieron probar si los drones podrían utilizarse para recopilar datos en un territorio mucho más extenso y si los análisis y los datos históricos podían aprovecharse para optimizar las opciones de ruta. El experimento funcionó y el ahorro se trasladó a los márgenes, mejorando la capacidad de la empresa para igualar los precios agresivos de sus rivales.
¿La lección? Evitar la tentación de ver la nube sólo como un proyecto operativo de IT que ahorra gastos y, en cambio, verla como un catalizador para crear valor en el negocio.
En esta misma línea, otro fallo es ver los retos empresariales a través de una óptica "pre-nube".
Tomemos el caso de un banco europeo. En Europa, los reguladores habían ordenado que los bancos abrieran sus interfaces de datos (interfaces de programación de aplicaciones, o API) para lograr una mayor transparencia en los riesgos del sistema y permitir la interoperabilidad con los sistemas del banco central. El banco vio la nube no tanto como un proyecto de IT para ahorrar costos, sino como un medio para garantizar el cumplimiento de la normativa. Pero el equipo de IT del banco se dio cuenta de que las nuevas interfaces en la nube ofrecían una plataforma para que las nuevas empresas de tecnología financiera vendieran los servicios digitales que estaban desarrollando: banca basada en aplicaciones, aprobación instantánea de hipotecas, pagos móviles y herramientas de gestión de carteras. Gracias a la nube, el banco pudo aprovechar su amplia base de clientes y su conocimiento del mercado con el cambiante ecosistema de las fintech.
Este fue un caso clásico de definir la oportunidad que ofrece la nube de forma muy limitada, en el que un mejor cumplimiento de la normativa era un objetivo inicial para crear valor. Afortunadamente, el banco dio un giro y, mediante una serie de movimientos decididos, demostró que, si se impulsan los ajustes culturales y estructurales, se puede alcanzar un éxito mucho mayor.
Para que las inversiones en tecnología den sus frutos, los humanos y las máquinas deben trabajar juntos en armonía. En nuestro análisis de las migraciones a la nube, descubrimos que los esfuerzos suelen descarrilarse cuando los líderes intentan presionar a los empleados para que adopten lo que ofrece la nube en lugar de incluirlos en el amplio cambio estratégico.
La historia de un sistema hospitalario estadounidense es un ejemplo de ello. La huella del sistema para la prestación de cuidados se había ampliado más allá de los hospitales primarios a una red de hospitales más pequeños, clínicas y centros médicos. El equipo de IT había impulsado una gran inversión en la nube, razonando que sería necesaria para gestionar y utilizar datos de múltiples fuentes nuevas. Un año después de iniciado el programa, el director general pisó el freno. El costo fue uno de los factores, pero lo más preocupante fue el rechazo de los equipos médicos y el escepticismo de los empleados sobre la necesidad de la nube en primer lugar. Los jefes de IT habían creído que la mera existencia de una nueva plataforma estimularía la demanda de nuevos servicios.
Sin embargo, nadie se había parado a preguntar cómo podría, la diversa nómina de empleados de la organización, desplegar un mayor caudal de datos para gestionar la atención de forma más eficaz, o incluso hacer su trabajo de forma diferente. Los trabajadores creían que las antiguas herramientas digitales eran lo suficientemente buenas, y no tenía sentido alterar los patrones de trabajo diarios. La organización está trabajando ahora en un reinicio de la nube y ha extendido el plazo para la finalización hasta 2030.
En busca de pistas para evitar esta situación, el sistema hospitalario podría haber recurrido a una empresa europea de servicios de telecomunicaciones, que empezó con un gran problema. La entrega de herramientas informáticas para apoyar la cadena de valor principal de la empresa de telecomunicaciones (generación de clientes potenciales y ventas) se había interrumpido, con ciclos de producción en cascada que tardaban meses. Las unidades de negocio se vieron obligadas a tomar medidas evasivas y desarrollar sus propios sistemas y relaciones con los proveedores (lo que se conoce como “IT en las sombras”). Esto provocó la duplicación de costos, la falta de gestión de datos y una complejidad institucional. Tanto los clientes como el personal tecnológico abandonan el barco.
La situación exigía una acción rápida. El director general reorganizó el departamento de IT y, con la misma urgencia, ordenó la creación de un modelo organizativo diferente para las interacciones entre IT y negocios. La solución requería una plataforma en la nube que permitiera una organización de IT más centralizada y ágil para acelerar y agilizar el proceso de producción para el negocio. En el nuevo plan, el departamento de IT tenía la responsabilidad del diseño y la arquitectura de las aplicaciones, con derecho a decidir qué microservicios basados en la nube serían los más adecuados para la creación de nuevas herramientas. El departamento de IT también mantuvo el control sobre los datos y los vínculos de datos críticos para las decisiones de diseño. Esta nueva "fábrica de IT” contrató el desarrollo de aplicaciones por encargo de los proveedores más cualificados. Tal y como explicó el director de informática, la empresa trató de "internalizar" la parte intelectual y subcontratar la parte de construcción.
Los especialistas en la nube y en datos de IT, empezaron a trabajar conjuntamente con los directores de negocio para diseñar nuevas herramientas. La empresa empezó a trabajar en pequeña escala, avanzando rápidamente en los prototipos de soluciones que podían acumular algunas victorias notables. Un miembro del equipo describió el proceso como "humanizador". Al final, obligó a las personas a interactuar, reformando lo que había sido una cultura desconectada y de toma de órdenes entre IT y negocios.
El resultado: la fábrica de IT ahora entrega los productos en semanas o días, en lugar de meses. Las puntuaciones de satisfacción de los clientes han aumentado y la retención de los empleados de IT ya no es un problema.
Los ejecutivos quieren que sus sistemas de IT se muevan a la velocidad del negocio, que sean flexibles, que respondan y se adapten a los cambios del negocio. Pero a menudo asumen erróneamente que la nube es una solución rápida para los problemas persistentes de los sistemas de IT y data de la empresa.
Consideremos la experiencia de una empresa europea de productos de consumo, que había levantado y trasladado montones de data relativos a clientes, distribuidores, la cadena de suministro y los empleados a un proveedor de la nube, sólo para descubrir que muchos de los datos necesitaban una limpieza y reconversión considerables. Según el director de informática de la empresa, la data no soportaba ninguno de los usos deseados que ofrecía la plataforma en la nube, es decir, que los datos estuvieran disponibles para ser compartidos en toda la empresa. Por desgracia, la empresa se vio obligada a mantener sus sistemas antiguos mientras trabajaba en una nueva solución.
Otras empresas han conseguido evitar esta falla. En otra empresa de productos de consumo, el departamento de finanzas decidió crear conjuntos de datos compartibles para mejorar las operaciones de contabilidad y financiación de varias otras funciones, incluidas las ventas. El sistema, aunque de diseño sencillo, resultó ser un modelo sorprendentemente bueno para reformar las prácticas de datos en toda la organización antes de que la empresa emprendiera una migración a la nube.
Como ilustran estas historias, una de las claves del éxito radica en conciliar la información subyacente y los elementos de IT antes de invertir fuertemente en tecnologías de la nube.
Asegurar el cumplimiento de las normas de seguridad y privacidad de los datos almacenados en la nube plantea múltiples retos a las empresas. En primer lugar, el volumen de datos en juego es enorme. Muchas empresas han subido más datos de los que pueden utilizar razonablemente, lo que añade complejidad de seguridad y costos de cumplimiento. El acceso es otro factor a tener en cuenta. La nube permite y anima a más personas a acceder a los datos. Y luego está el creciente número de dispositivos soportados por las plataformas en la nube, que pueden convertirse en un riesgo para la seguridad.
A pesar de ello, hemos visto que muchas empresas no invierten lo suficiente en servicios de seguridad a la nube. Cuando se enfrentan a una vulneración de la nube, las organizaciones tienden a reforzar la seguridad sólo en esa área de debilidad. Pero este enfoque puede ser costoso y, por lo general, ofrece una protección de menor nivel que si se hubieran integrado niveles más altos de seguridad en la arquitectura del sistema en el momento del diseño.
Una institución financiera, tras obtener la aprobación del consejo de administración para su migración a la nube, se sorprendió cuando su equipo de seguridad volvió al año siguiente con un cambio considerable en su presupuesto operativo. El equipo tuvo que contratar a un asesor de seguridad y cumplimiento normativo tras una vulneración, así como replantear la seguridad de una interfaz de proveedor que estaba plagada de puntos de entrada para los hackers. La lección: los datos en la nube no son un gran baúl que se cierra de una vez por todas. Los sistemas en la nube, al igual que el propio modelo de negocio, son máquinas delicadamente afinadas que necesitan continuamente seguridad y cumplimiento.
Incluso cuando la seguridad y el cumplimiento están en manos de un proveedor de confianza, hay un área importante de responsabilidad compartida que hay que tener en cuenta. Los proveedores deben estar al tanto de los cambios diarios en cuanto a quién tiene acceso a los datos sensibles, cuándo la información fluye hacia los socios comerciales y cuándo se seleccionan las herramientas para canalizar los nuevos datos a la empresa.
Las empresas quieren ver un retorno significativo y medible de sus inversiones en tecnología. Por ello, muchas tienden a centrarse en obtener ganancias rápidas, cómo digitalizar un canal de ventas o hacer más eficiente un proceso interno. Pero esto sólo empieza a acercarse al valor potencial que está en juego. En cambio, los operadores de la nube más hábiles experimentan constantemente y miden los resultados en tiempo real, avanzan y cambian a otras áreas sin lamentarse, creando la agilidad que alimenta la innovación.
Para llegar a este punto, a veces las empresas necesitan una sacudida. Así es como el libro de jugadas cambió en una aseguradora europea. Su departamento de IT se había embarcado en una transformación de la nube para dar a los reguladores y a las autoridades fiscales visibilidad de sus datos. La empresa consiguió algunas mejoras informáticas tras la migración. Sin embargo, no fue hasta que los ejecutivos de marketing comenzaron a sentir la presión competitiva de una serie de empresas emergentes basadas en la nube con interacciones totalmente automatizadas con los clientes, como chatbots y servicios de limpieza única, que el director general comenzó a impulsar a los equipos para que innovaran en la nube. Una de las innovaciones que ganó adeptos fue una aplicación móvil que escanea los daños del automóvil en los lugares de los accidentes, llama a una grúa y a un servicio de transporte compartido y, en el extremo posterior, utiliza la IA para evaluar las reclamaciones y generar los pagos.
El compromiso y la energía de los directores generales también pueden impulsar a los equipos internos a innovar. En un banco norteamericano, mayoritariamente tradicional, un nuevo modelo de negocio basado en la nube presentó una oportunidad inesperada para crear un bien social. El director general había sido testigo de un problema fundamental para los ciudadanos sin hogar no bancarizados, a saber, que se necesita un documento de identidad, una dirección y activos para abrir una cuenta bancaria. Tuvo una idea para ayudar: crear un sistema alojado en la nube que utilizara escáneres de retina para la identificación. Esto, junto con una aplicación bancaria para dispositivos móviles que se vincule con las agencias de servicios sociales que ofrecen apoyo a los ingresos de las personas sin hogar, podría ayudar a esta población vulnerable a acceder a servicios bancarios fundamentales.
En lugar de recibir fajos de billetes tras cobrar un cheque del gobierno, las personas sin hogar podrían depositar los ingresos en una cuenta bancaria digital, que podrían utilizar para comprar artículos de primera necesidad, como transporte y vivienda.
Entonces, el director general tuvo otra idea: crear un banco totalmente centrado en la nube para atender a un grupo de clientes más joven. Esto era importante porque los clientes actuales del banco eran mayores y tenían menos probabilidades de sentirse cómodos con la banca digital. El consejero delegado decidió separar el banco digital de la institución existente, calculando que permitiría experimentar más con nuevos servicios y aprovechar al máximo el nuevo modelo operativo. Hasta ahora, la estrategia ha dado sus frutos, ya que el conjunto digital ha sido más ágil e innovador, más libre para experimentar y probar nuevos productos y servicios.
En otro ejemplo, el paso de una mentalidad transaccional de base, a una cultura de resolución de problemas en el terreno, ayudó a rehacer aspectos clave de las operaciones de una empresa minera. Tras migrar sus datos de contabilidad y ventas a la nube, la empresa empezó a utilizar la plataforma para recopilar datos completos de las operaciones de sus numerosos centros de producción. Un director financiero, en colaboración con un equipo de producción minera, se dio cuenta de que los nuevos datos podrían ser la base de una consola de producción en tiempo real para los gestores y planificadores de operaciones. La información más detallada, combinada con la IA, sacó a la luz patrones ocultos de productividad, que los directores utilizaron para desplazar a los equipos mineros y a las instalaciones con mayor potencial. Las operaciones habilitadas por la consola aumentaron considerablemente la producción, y los costos se mantuvieron estables. Inspirados por el éxito de la nube, los responsables de seguridad de las minas empezaron a utilizar sensores para supervisar las condiciones de la mina con herramientas de reconocimiento de patrones para señalar los lugares en los que se estaban desarrollando riesgos. Esto les permitió tomar medidas preventivas, garantizando la seguridad de los mineros y reduciendo los costos de los seguros.
La mayoría de los ejecutivos comprenden el poder transformador de las tecnologías en la nube, pero muchos centran su atención y su gasto de capital en el primer año del lanzamiento, asumiendo que su trabajo está prácticamente hecho. En realidad, la nube requiere una actualización continua, un perfeccionamiento y una revisión de los caminos acordados para determinar si existen mejores opciones.
Hemos visto casos en los que la junta directiva aprueba una inversión en la nube en el primer año con la suposición de que los responsables de IT no volverán a solicitar financiación hasta dentro de dos o tres años. Mientras tanto, la nube ha demostrado ser fundamental para el modelo operativo de esa empresa, con demandas que surgen en toda la cadena de valor.
En una empresa, la constatación de que la victoria no estaba asegurada supuso un llamamiento urgente a la inversión en la contratación de especialistas en datos y arquitectura y gestores empresariales con experiencia digital. Luego vino el departamento de IT, que en el primer año consiguió lo que necesitaba para el almacenamiento de datos, pero pronto se dio cuenta de que necesitaba capacidades de plataforma como servicio para acelerar la entrega de software empresarial. La expansión de los negocios en la nube de la empresa también requirió más fondos para la seguridad y el cumplimiento.
La clave aquí es que la nube no es un proyecto tecnológico puntual; requiere una evaluación continua de las necesidades de inversión adicionales, atención y reevaluación de las estrategias y tácticas.
La mayoría de los líderes empresariales hablan con optimismo sobre la nube, y con razón. La nube pone tecnologías como la IA y la analítica avanzada en manos de los innovadores de toda la empresa. El premio final es un nuevo terreno de oportunidades de negocio. Pero como hemos visto al ayudar a las empresas a gestionar sus migraciones a la nube, ésta puede crear escollos e impedir que las empresas aprovechen todo su potencial. Para ello, hemos identificado los siguientes factores imperativos para las empresas que les ayudarán a crecer y a seguir siendo competitivas a lo largo de su viaje a la nube.
Comparta y sea abierto. La colaboración interfuncional en los proyectos en la nube resulta mejor cuando los equipos están equipados con la tecnología y los conocimientos necesarios para recopilar, entregar y analizar los datos de forma que se obtengan las mejores perspectivas para innovar. Establezca directrices claras sobre cómo deben trabajar juntos los equipos de IT y de negocio, y deles la libertad y las herramientas para colaborar entre sí.
Involucre a su personal desde el principio. Antes de lanzar un esfuerzo de migración a la nube en toda la empresa, tome el pulso a su personal. ¿Cómo van a utilizar las herramientas de la nube? ¿Con qué fines? ¿Cómo facilitarán o dificultarán las tecnologías en la nube el trabajo de los empleados? ¿Cómo utilizarán los equipos las tecnologías basadas en la nube para innovar y crear valor?
Piense más allá de la capacitación. El desarrollo del talento debe ir más allá de los módulos de formación digital estándar. Las empresas deben considerar programas de formación personalizados y utilizar la IA, la analítica y el aprendizaje automático para adaptar la formación a los puestos de trabajo del futuro.
Repensar la estrategia de datos. Un importante impulsor del valor en la nube son las asociaciones del ecosistema. Si las plataformas en la nube se cierran, nunca crecerá una red de creadores de valor. Por eso es fundamental tener una estrategia sobre cómo se recopilarán, valorarán, protegerán y compartirán los datos con los socios del ecosistema para crear valor e innovar.
Sobre todo, es importante que el director general y el consejo de administración encuentren la forma de vincular la estrategia empresarial con la inversión en la nube. La nube no es sólo una iniciativa de IT; es una plataforma de crecimiento e innovación.
Publicado por PwC
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Dora Orizabal
Socia Líder Regional de Assurance, PwC Interaméricas
Ignacio Pérez Rubio
Socio Líder de Consultoría, PwC Interaméricas