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La última década ha experimentado una transformación en la propiedad de la infraestructura económica mundial dejando mucho en las manos de los inversores privados especializados, quienes lo han heredado a través de adquisiciones de los gobiernos, grandes corporaciones y transacciones donde el capital vuelve a ser privado.
Actualmente México se está aproximando a un escenario de importantes cambios tanto políticos como económicos. Diversas publicaciones e inversionistas a nivel internacional están hablando de lo que llaman El Momento de México; en el que los fundamentales de la economía se encuentran en buenas condiciones con respecto al turbulento escenario internacional, y se esperan grandes inversiones y reformas por parte del Gobierno.
La infraestructura es un eje fundamental para catalizar las condiciones existentes en crecimiento económico sostenido, gran parte de los esfuerzos deben centrarse en proveer al país de obras y proyectos modernos y eficientes en materia de transporte, telecomunicaciones, agua, salud y energía.
Existe una oportunidad clara para las empresas, tanto locales como internacionales, que sepan capitalizar éste momento, siempre y cuando cuenten con conocimiento de los mecanismos disponibles, el marco normativo y las mejores prácticas del mercado.
Los inversores privados, trabajando junto a los gobiernos, pueden jugar un rol muy profundo y positivo en la entrega de infraestructura de clase mundial.